Cartas al director

Sin acceso a la cultura por falta de ascensor

Como tantas veces, soy muy asiduo a visitar cada una de las salas de exposiciones de esta ciudad, independientemente de lo que se exponga. Siempre solo y desde mi silla de ruedas electrónica. Me dirijo a visitar en el Museo Municipal las esculturas expuestas por nuestro vecino Antonio Monteiro. Visito, observo, contemplo, admiro, me recreo, me relajo, empiezo a ser feliz, acariciando y tocando todas y cada una de sus piezas. Dándole las gracias por permitirnos tocarlas.
Perfecta parecía la tarde y la exposición. Hasta que me dirijo al bedel y solicito me acompañe al ascensor para subir a primera planta y terminar de verla.


Este me dice que no va a ser posible porque aún no funciona el ascensor. ¿¡Cómo!? Hace unos meses, de mi ultima visita y me dijisteis lo mismo.
Monteiro, decirte que no estoy de acuerdo contigo al decir (según entrevista) que el Museo Municipal es buena sala de exposiciones. Te contradigo totalmente y ¿sabes por qué?: un lugar que no facilita entrar a todo el mundo se convierte en elitista y a la Cultura, sin ningún tipo de distinción, todo dios tenemos derecho .


Aquí están marginando, ignorando, vetando, el acceso a un edificio público a personas que tienen otras necesidades para moverse. Ciudadanos que se desplazan de múltiples formas, que no son precisamente sus propios pies. Por consiguiente, limitando o impidiendo el acceso a la Cultura.
Resaltar de tu exposición, tu versión de Pinocho, que me hizo recordar a la exconcejala de Cultura que hace un año, al verme en este Museo y verificar que el ascensor, o mejor dicho, montacargas, no funcionaba, prometió que "en la próxima semana lo tengo arreglado".
Doña Eva, como directora del Museo me consta que han sido infinidad de veces que has intentado solucionar infructuosamente este problema. Porque la incapacidad de quien malgobierna pasa por no reparar y solucionar el arreglo de un montacargas, en beneficio de infinidad de personas. Aun así tiene tan mala fe, que para no darse mala imagen, lo ocultaron poniéndole delante un falso tabique, para hacernos creer que es una prolongación de la pared expositora. Gracias, señora Ana Garrido, por no facilitarme la entrada en todo este largo año.
Minusválido sí, pero tonto no.