Inolvidable y querida Isabelita. Hace dos años que nos dejaste. Parecen siglos y sin embargo son la pura y dura realidad.
El Señor Todopoderoso sabe bien lo que se hace, no se equivoca nunca. Te quiso por conocer tus dotes religiosas y humanas a la par que bellas, positivas y misericordiosas.
Tu innata sonrisa cautivaba y atraía sin proponérselo a propios y extraños sin mirar su casta o el color de su piel. Sí, Isabelita tu bagaje entre nosotros fue muy grande y precioso de caridad, de religiosidad y afabilidad digno de escribirlo con mayúsculas y de seres celestiales como tú.
Te damos gracias también por el legado que nos dejaste en esta horfandad que tan solo con verlo o recordarte, nos cautiva y hace estremecer las fibras más sensibles de nuestro ser. ¡Gracias Isa!
Nuestro dolor ha sido inmenso, algo fuera de lo normal. Nuestas vidas sufrieron un durísimo golpe, una metamorfosis difícil de soportar. No obstante y aunque sea una utopía, trataremos de paliarlo al saberte en un mundo al que toda persona de bien ansía estar, recibiendo las bendiciones del Señor y ser un ángel más que vele y rece por nosotros apartándonos de las miserias de esta vida y conduciéndonos por el camino recto del más allá.
Que nuestras plegarias y oraciones que te aplicamos sean un recordatorio inolvidable y fraterno de amor y cariño.
Tu familia y esposo.
