Cartas al director

Obituario: A mi padre, Ramón Novoa Doval

Te fuiste papá. ¡Qué dura está siendo tu partida!

Mamá, tu esposa querida, llora desconsolada ante el vacío y la ausencia que dejaste en su vida.

Ibais a cumplir 60 años de vida en común.¡Cuánto amor vi siempre en vuestras vidas!

Ejemplo de entrega, fidelidad, complicidad, comprensión y ternura.

Tu última mirada, tu última caricia fueron para ella. ¡Tu gran amor!

Trabajador incansable, vehemente, luchador, honesto, con una voluntad férrea, fuiste el espejo en el que primero yo y después tu adorada nieta Eva nos miramos siempre.

Te crecías ante las adversidades, nunca te rendiste. Llevaste  tu enfermedad con dignidad y elegancia hasta tu muerte y ese ha sido tu maravilloso legado.

Te fuiste feliz y orgulloso ante los logros conseguidos por tu niña, que se nos fue muy lejos.

Se te iluminaba siempre la mirada al hablar de ella.

¡Cuánto os queríais|

Te fuiste, pero a ella siempre le quedará el recuerdo de todas las tardes compartidas, de vuestros juegos, de los partidos de fútbol a los que acudíais, afición que os encantaba, de vuestros paseos, de las conversaciones y confidencias que teniais.

Sé que ella, cuando tenga a sus hijos, les hablará siempre de ti, tenlo por seguro.

Gracias papá por tu legado.

Tengo la certeza, de que desde donde estés, seguirás protegiéndonos y velando por nosotras como siempre lo has hecho.

Cuidaremos de mamá. Te lo prometo.

Te queremos y algún día volveremos a estar juntos de nuevo.

¡Hasta siempre papá!