Cartas al director

La coladera

Razones tendrán nuestros gestores para ser consentidores de semejante situación, o es que en su visión del problema es tan alto su nivel de bisoñez que se creen vivir en unos mundos de fantasía, que serían buenos si no nos estuvieran dilapidando nuestra ya maltrecha economía con su permisividad de forma frívola con las prestaciones regaladas a todo extranjero que por nuestras fronteras se asome.

No hay esquina de nuestro país por la que no nos estén saqueando con formas y formulas por ellos ya dominadas. Esto ya raya el total desorden dentro de ese fatal orden establecido por nuestros gestores para así poder seguir en sus correspondientes escaños; es normal que los agraciados que son muchos les devuelvan el favor en forma de voto, y así el ciclo se renueva mientras los españolitos seguimos sin verle explicación al problema cabreados pero pagando un dinero que de seguir con esta sangría nuestro sistema se irá a pique.

Tanto sean moros, rumanos, sirios o de cualquier origen se les puede ver recibiendo atenciones con prioridad ante los españoles en los diferentes organismos. Sobran testimonios de funcionarios que dejan a cualquiera de piedra por la cantidad de euros que extraen de nuestra caja, y van sobrados despreciando algún trabajo que pudiera “caerles”; solo se rebajan si ese trabajo es para cobrar en “B” si no, dicen que no les compensa, pues así tienen suficiente para tirarse la vida rascándose la barriga. La semana pasada viví en primera persona junto con varios presentes el abuso que hicieron un grupo de cinco extranjeros en el instituto frente a la Delegación del Gobierno que hasta llegaron a sacar de quicio al pobre funcionario, saben que sí o sí, se lo van a gestionar, si no, cuentan con asesores gratuitos. 

Cualquier español se daría con un canto en los dientes si recibiese la cantidad de prestaciones que se endosan los acoplados a cambio de nada.
De todo este círculo fatal para los españoles, aparte de los distintos gobiernos la mayor de las culpas tienen que auto atribuírselas las diferentes ONG que junto con las bandas de traficantes estimulan el efecto llamada. Mientras no se les ponga veto cortándoles el flujo de euros, la situación se hará insostenible, y además sin solucionar el problema en sus raíces y la espiral a seguir con sus nefastos resultados. Que alguien trate de tapar esta “coladera” por favor.