Cartas al director

La sumisión a los móviles

Sin verlo con pasión ni animadversión hasta al más adicto le puede resultar ver que el uso de la nueva tecnología está fuera de toda necesidad lógica.

Se nos han creado unas necesidades, las cuales en su afán de ofrecernos cada vez más opciones que la mesura aquí no tendría cabida ni por asomo. Sí que es cierto que ayudan y mucho a las comunicaciones, pero las ataduras a las que nos vemos sometidos son para razonarlas en silencio y calcular si nos compensa vivir en una angustia permanente por aquello de tener a mano y casi en la mano a nuestros contactos y demás noticias que dicho sea de paso a veces sería mucho mejor no enterarse.

El que les habla, después de resistirse hasta un poco más allá de la lógica popular, a mi me lo regalaron y de no ser así seguro que estaría feliz sin dedicar una parte de mi vida a la atención de cual sonido reclamante de mi atención, pues como digo en demasiadas veces veo salir de casa a personas, especialmente jóvenes encantadores los que no tienen ojos más que para el móvil, es que se me antoja que si salen de casa sin un zapato, las bragas o cualquier prenda verdaderamente necesaria les daría lo mismo, ahora si el olvidado es el móvil ahí ya se volverían atrás por encima de cualquier otra obligación.

No hay que renegar de todo lo nuevo pero podemos incorporarnos dentro de un orden, de lo contrario acabara deshumanizando a las generaciones venideras. Díganme, ¿quién no ha visto grupos de jóvenes absortos mirando su móvil incluso comunicándose entre ellos a través de las redes cuando sus amigos están enfrente?, da pena que en vez de reírse entre sí se ríen al móvil.

No debe uno olvidarse de que detrás de todo esto están unas industrias que, escudándose en que nos dan maravillosas posibilidades de “controlar” el mundo que nos rodea, tienen su razón de ser en que mantener e incrementar su negocio, y desde luego que han dado con la tecla ideal para conseguirlo.

Quizás habría que ver si la libertad que nos venden y esa sobreinformación de la que disponemos a nivel mundial no habrán hecho más daño del debido.

Claro que tengo móvil, pero a veces sin quererlo hago lo que a todos pido, un uso en la medida necesario y responsable.