Princesita, tanto que decir y yo sin palabras.
Allá donde estés, espero que no me dejes sola y puedas mandarme tus fuerzas para poder salir adelante.
Fueron tantos momentos juntas que me parece imposible no volver a tocarte ni sentirte.
Contigo te llevas una gran parte de mí y me dejas un vacío tan grande que nunca volverá a ser lo mismo.
Quiero recordarte con esa sonrisa y esa mirada inmersa y tan llena de vida que nos regalabas día tras día.
Perdóname por no haber llegado a tiempo, por no estar a tu lado en tu partida, pero supongo que así lo decidiste.
Perdóname si alguna vez no supe estar a la altura, si no he conseguido ser la mejor tía que hayas podido tener, pero todo lo que pude hacer por ti, me sabe a poco.
Gracias por todo pequeña, y como te dije, te quiero con locura y siempre será así.
Prometo que voy a cuidar de Aroa, del niño de tus ojos (Diego), y de tus queridas hermanas como si fueras tú misma la que lo hiciera, pero te voy a necesitar conmigo.
Sé que estás orgullosa de ellos, y por eso te pido que les mandes muchas fuerzas siempre.
Me gustaría poder decirte tantas cosas... pero ya las sabes.
Hasta siempre mi niña. Te quiero.