Cartas al director

Feminismo, voluntad de progreso

La sociedad hoy está obligada a grandes cambios sociales, caracterizados por la rapidez e intensidad, y que abarcan múltiples aspectos de la vida cultural, económica y social. Verdaderamente nos encontramos inmersos en tal torbellino de transformaciones e innovaciones que la propia magnitud e intensidad de los cambios se ha convertido en uno de los principales elementos definitorios de la época. 
El feminismo como movimiento social parece ser algo imparable en la consecución de su principal objetivo: la igualdad entre hombres y mujeres, siempre y cuando se pueda comportar en la práctica como un movimiento ético-social de progreso. En esta sociedad vertebrada sobre las exclusiones, la mujer es la presa fácil para ser marginada. Se necesita un gran esfuerzo de toda la sociedad para desarrollar todas sus posibilidades. La mujer no ha de ponerse a la cola para ver dónde la colocan, sino buscar aquellos puntos que hagan de arrastre del desarrollo social. El movimiento femenino ha de reivindicar estar en los lugares más sensibles del desarrollo social.