Cartas al director

La desesperanza

Son muchas las razones para la esperanza y también para la desesperación. Para no pocos ciudadanos la esperanza forma parte fundamental de su vida. La esperanza suele estar unida a la utopía. Hoy es útil subrayar que la utopía puede ser reaccionaria y, sobre todo, que lo es indefectiblemente cuando la proclaman personas bien instaladas en esta sociedad, y cautos en sumo grado en cuanto a tomar riesgos para combatirla.

Sin utopías no hay ni progreso social ni científico ni religioso. El Concilio Vaticano II no hubiera sido posible sin el pensamiento utópico de un grupo amplio de personas que estudiaron la manera de recoger diversas iniciativas de la sociedad para integrarlas en la Iglesia. Muchos ciudadanos crearon un movimiento religioso-social llamado “aggiornamento”. Fue una corriente muy compleja, lastrada por tradiciones muy diversas. La dialéctica esperanza-desesperación marcó el esfuerzo religioso de los últimos tiempos.

El compromiso con el estudio y el trabajo, no sólo de unos pocos, sino de la mayoría de los ciudadanos, es el camino para combatir la desesperación y apuntarse a la realización de la utopía. Recientemente se ha jubilado Miguel, cura de Parada de Outeiro. Podríamos tomarlo como referente del trabajo permanente contra la desesperación. Formado en el seminario de Ourense, tuvo la suerte de terminar sus estudios eclesiásticos en la Universidad de Comillas cuando el espíritu del general de los jesuitas, padre Arrupe, comenzaba a despegar. Más tarde pionero de una experiencia religiosa “nueva” en Ribadavia, supo aceptar el traslado a Parada de Outeiro y ser consecuente con su visión del Evangelio, con la humildad y la identificación con los problemas del pueblo maltratado por un sistema que hace a los pobres más pobres y a los ricos más ricos.

La vida de Jesús está siempre marcada por las necesidades de los hombres. El hombre es más grande que el Sábado (Mc. 2.27). Miguel, cura de Parada de Outeiro, es, sin desesperanza, un elemento del engranaje de la liberación de los hombres.