Cartas al director

Cuando la orquesta desafina

El persistente desafío secesionista catalán al Gobierno de España es una estrategia perversa que quiebra la sana convivencia ciudadana, social y familiar, dentro y fuera de Cataluña.
La pretendida proclamación de una república catalana, promovida y arengada por la Generalitat -situándose al margen de la Ley-, no deja de ser una entelequia, un brindis al sol, un enfermizo empecinamiento que puede llevar a Cataluña al borde de la quiebra política, económica y social que pagaremos todos.
Es evidente que Carles Puigdemont, autoexiliado en Bruselas huido de la Justicia, continúa siendo -permítanme el símil musical- el director de la “orquesta” secesionista de Cataluña. Y Quim Torra, actual presidente de la Generalitat, su imprescindible concertino. Sin embargo, con sus estridentes acordes disonantes -como la provocación de “decorar” las calles con lazos amarillos-, continúan desafinando.
Así las cosas, ese pretendido “concierto” separatista, que no es más que la burda interpretación de una fanfarria, parece la actuación de una “charanga” de pueblo.