Cartas al director

Pensión de viudedad

Si la vida te permitió llegar a la edad de jubilación, tu nueva situación es la de pensionista. Y tu pensión, en función de los años trabajados y cotizados, será de mayor o menor cuantía. Y si las circunstancias te obligaron a jubilarte anticipadamente, quedará mermada en el porcentaje correspondiente. En cualquier caso, lo asumes como algo natural e inevitable.

En este nuevo escenario, tú y tu esposa adecuáis vuestro modus vivendi, a la nueva situación económica. Os habéis hecho mayores, y la vejez está a la vuelta de la esquina. Sin embargo, os conforta saber que os tenéis el uno al otro. Pero un día llega lo inevitable, y tú, ligero de equipaje, eres el primero en partir...
Tu esposa, ahora viuda y sola, tendrá que subsistir con el 52% de tu pensión y afrontar, al cien por cien, las facturas del agua, electricidad, teléfono, gas, recogida de basura, alcantarillado, gastos de comunidad, contribución urbana... Además de  seguir haciendo la compra diaria para poder comer, así como vestirse con un mínimo de dignidad.

Su avanzada edad no le permite trabajar fuera del hogar, y la precaria pensión no le alcanza a fin de mes. En esa angustiosa situación, se verá obligada a vender el piso que con tanto sacrificio habíais adquirido, y que constituye todo su patrimonio. Así las cosas, con mucha suerte -¡maldita sea!-, terminará sus días en una residencia de ancianos.