Cartas al director

El pluripatriota

Del tema de Cataluña se ha dicho todo lo que se puede decir, y casi todo lo que se diga a partir de ahora será reiterativo. Yo no vengo a solucionar el problema, ni mucho menos, solo vengo a aportar una opinión que, creo, es también la de muchos y, sin embargo, parece minoritaria.

No sé si soy un buen patriota. Nunca he colgado una bandera de nada en el balcón de mi casa. Tampoco soy lo contrario, y, desde luego, no tengo nada en contra de quien defiende su amor por la patria. 

Sin embargo, sí hay algo que hace que me guste este país: su diversidad. Me encanta lo distintos que pueden llegar a ser un gallego y un murciano, lo diferente que puede resultar un viaje al País Vasco y uno a Extremadura, la forma de ser tan desigual de un asturiano respecto a un valenciano. Lo bonito sería estar orgulloso de eso, respetar las diferencias, aprender de ellas y no empeñarse una y otra vez en querer meternos a todos en el mismo saco, exclusivamente bajo la misma bandera o en querer quedarse solo para demostrar vaya usted a saber qué. Indudablemente el problema es mucho más profundo y tiene decenas de connotaciones, pero, como digo, no he venido aquí a solucionar ningún problema.