Cartas al director

Exploración espacial de andar por casa

“Con los problemas que tiene la gente y que se gasten el dinero en estas cosas”.

Es probable que todos, en algún momento, hayamos escuchado alguna afirmación muy similar a esta, generalmente cuando es noticia que una sonda espacial ha llegado a su destino o que se ha descubierto un nuevo exoplaneta.

Lo que la mayoría de gente probablemente no sepa, es la cantidad de avances científicos y tecnológicos que, ideados para este ámbito, también acaban aplicándose de una u otra manera a nuestra vida cotidiana.

Hoy por hoy, no existe un smartphone sin cámara de fotos, los colchones viscoelásticos están de moda, la resonancia magnética es una prueba de lo más común, los bomberos visten trajes ignífugos, los coches son cada vez más seguros y no nos perdemos gracias al GPS. La lista de avances y mejoras es sorprendentemente larga, y muchos de los elementos más cotidianos y terrenales, aquellos de los que no podríamos desprendernos, tienen un origen más “cósmico” de lo que imaginamos.

La exploración espacial y la búsqueda de respuestas más allá de nuestras fronteras, a menudo acaba generando incluso más dudas, percibiéndose como un gasto indecente y “más en los tiempos que corren”. No obstante, es tan necesaria, como lo es que los responsables sepan venderse un poco mejor. Ya no existe una carrera espacial. Ahora las diferentes agencias deben cooperar y han visto recortado su presupuesto sistemáticamente, tratando de justificar hasta el último dólar, euro, rublo o yuan. Presupuesto insignificante, aunque no lo parezca, en comparación con el que se destina a otros menesteres y que seguro que no acaban mejorando nuestra calidad de vida.