Cartas al director

Obituario: Homero José María Pérez Quintan

En marzo de 1983 fui nombrado conselleiro de Educación por el presidente Fernández Albor, en sustitución de Francisco Cacharro Pardo. En aquel entonces no conocía a Homero, y apenas oyera hablar de él, pero cuantos me informaron sobre el departamento que se me encomendaba, se hacían lenguas de su eficacia como director xeral de Educación Xeral Básica.
Ya en la consellería, lo llamé a mi despacho y le propuse continuar en su cargo. Puso como condición que Paco Cacharro le otorgara su venia, toda vez que, decía, él era hombre de equipo, y con el equipo de Cacharro se marcharía del departamento, si éste así se lo indicaba.
No tuve otra opción que reunirme con ambos, e instar aquella venia que Homero exigía. Al fin se quedó conmigo. Y esta fue la primera vez que lo tuve como colaborador. La segunda fue tras las elecciones de 1993, en la Consellería de Cultura, en que fue nombrado director xeral de Promoción Cultural. En ambos cargos, Homero demostró eficacia, imaginación y conocimientos, y evidenció su condición, que nadie podrá negarle, de todoterreno en la Política de Galicia, cuando la política se escribía con mayúsculas. Eran las primeras etapas de la Autonomía, que forzosamente demandaban creatividad, acierto y cercanía.
Homero las tuvo, y en alta proporción, y tuvo también la singular satisfacción de que en aquella etapa, en que fue mi leal y esforzado colaborador, justamente en el año 1985, Galicia alcanzó la escolarización plena en todos los niveles educativos, por primera vez en su historia.
Desde estas páginas quiero dejar constancia de la alta significación que Homero José María Pérez Quintana tuvo en la Autonomía de esta tierra, que con él sigue manteniendo una deuda institucional de gratitud.