Cartas al director

Sobre lo sexual y otros abusos

El pasado 17 de junio un conductor de una empresa de transporte de pasajeros de Melide (A Coruña), de 45 años, se suicidó cuando iba a ser detenido por un supuesto delito de abusos sexuales a una adolescente de 15 años. Parece ser que no hubo violencia, ni acoso, ni intimidación, ni engaño; pero sí atracción y seducción: la relación fue mutuamente consentida. Independientemente de la fatal atracción; a pesar de la diferencia de edad, ¿quién inicia la seducción?, ¿es esta un proceso unidireccional o existe un feedback entre quienes participan en él?, ¿quién seduce a quién?

El motivo de la acusación fue la no mayoría de edad de la adolescente. Sin embargo, aquella no se puede establecer de forma inamovible. En la época de mis abuelos se adquiría a los 23 años, con posterioridad se rebajó a los 21, y al reinstaurarse la democracia quedó fijada en los 18.

Aunque ya hay grupos que reivindican reducirla hasta los 16 años. Nos negamos a admitir la sexualidad de nuestros jóvenes, y aun de los mayores. Cerramos los ojos ante ella y le buscamos explicación en conductas inmaduras o delictivas. Pero lo cierto es que, por más que nos duela, el deseo nunca se equivoca. Y lo que podría haber acabado, como mucho, en un divorcio, acabó en un suicidio inducido. Cuando el sexo es, por su propia naturaleza, epítome de la vida, de forma trágica, devino epítome de la muerte. Y la muchacha…, también estigmatizada y escudriñada hasta las entrañas, como si ella misma hubiese consentido un crimen de Estado. ¿Las personas tienen derecho al propio cuerpo, a la dignidad, a la intimidad y a la libertad a los 15 años, o estos derechos se adquieren súbitamente el día en que se cumplen los 18? Para ubicarnos podemos acudir a fuentes jurídicas clásicas; por ejemplo a la Constitución de 1978 (art. 10.1).

Hace poco un conocido me mostraba, orgulloso, cómo desde su Smartphone vigila lo que hacen sus hijos en casa, donde instaló una batería de cámaras para “protegerlos”. Obviando que todos los seres humanos nacemos libres, y que es preferible correr ciertos riesgos en la vida a llevar la vida de un esclavo, de un objeto continuamente observado y espiado contra su voluntad. Al Big Brother orwelliano, de naturaleza pública, se le unió un aliado de naturaleza privada, el Big Father. ¿Qué clase de relaciones interpersonales y familiares estamos gestando?