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Albariño de finca con sus raíces en el Condado

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La Val cuenta con un total de cuatro fincas que suman 60 hectáreas de viñedo

Treinta y cinco hectáreas de viñedo en la parroquia de Arantei (Salvaterra de Miño) constituyen la fuente de la que se nutre este monovarietal de Albariño elaborado en tierras del Condado por la bodega La Val. El antiguo propietario plantó este viñedo en 1989, cuatro años después de fundar en O Rosal esta bodega. Años después, trasladaría sus instalaciones al pie de la finca que le da nombre al vino que hoy protagoniza esta página.

La Val cuenta con un total de cuatro fincas que suman 60 hectáreas de viñedo, todo de variedades blancas, la mayor parte Albariño, aunque cuenta también con una finca en la que cultivan Treixadura y Loureira, las otras dos variedades con las que se elabora el coupage tradicional del Condado y que lleva, precisamente, el nombre de esta región vinícola que forma parte de la DO Rías Baixas desde su fundación, pero que existía y vinificaba vinos del Condado, blancos y tintos muchas décadas antes.

Para la elaboración de este vino, realizan una selección de racimos en la finca, pues no todos se destinan a Finca Arantei. Se escogen aquellas parcelas que dan el mejor perfil para conseguir un vino que conserve esas cualidades singulares de los albariños del Condado, que mantienen el característico toque de acidez que es propio de la variedad, pero que tiene una mayor ganancia en matices aromáticos y gustativos gracias a que en esta subzona de Rías Baixas no se necesita realizar fermentación maloláctica. El clima, la orientación y el suelo juegan en su favor.
Cepas plantadas y conducidas en emparrado, una de las señas de identidad de la viticultura atlántica, aportan todas las esencias de esta tierra, gracias a una maceración en frío durante seis horas, la preparación de un pie de cuba y una fermentacón a temperatura controlada. El vino se redondea con una crianza sobre sus lías durante al menos tres meses, lo que le aporta un toque casi untuoso y que contrasta con la frescura frutal de un vino que se expresa con elegancia desde que se vierte en la copa.

Un vino joven pero que puede enfrentarse a cualquier pescado, por muy elaborado que esté e incluso a una carne.

EL BODEGUERO. Antonio Ruiloba. LA BODEGA. La Val. 

Está al frente de la bodega, junto con su socio Fernando Bandeira y ha puesto todo su empeño en llevar su catálogo de vinos por todo el mundo, mientras Fernando se ocupa de los aspectos más técnicos y enológicos. Es un trabajo conjunto bien ensamblado, porque si es cierto que Antonio ha conseguido que el setenta por ciento del vino que elabora la bodega salga al mercado de exportación, es porque detrás hay un trabajo concienzudo en el viñedo y en la bodega, cuyo resultado es un catálogo de vinos muy contemporáneos.

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