Opinión

Alivio

Alivio es la palabra del momento. Alivio en relación con la deriva que había tomado el proceso separatista impulsado por el "Govern" de la Generalidad de Cataluña presidido por el hoy huido Carles Puigdemont. Alivio, tras verificar que la aplicación del Artículo 155 de la Constitución no abría -como se temía- las puertas a la resistencia de las instituciones políticas y administrativas catalanas, consolidadas tras cuarenta años de autogobierno. Alivio, sobre todo, al comprobar que la disolución del "Parlament" y la destitución de todos los miembros del "Govern" no desencadenaba la temida revuelta de la calle instigada por las organizaciones secesionistas (ANC y Òmnium)de demostrada y amplia capacidad de convocatoria.

El temor era, en definitiva, que se repitieran, aumentados, escraches y tumultos como el que se vivió en Barcelona frente a la sede de la "Consellería" de la que era titular el vicepresidente Oriol Junqueras cuando varios miles de personas intentaron impedir la ejecución de una orden judicial de registro.

De ahí, ya digo, el alivio. Un respiro que en relación con el impacto del proceso en la marcha de la economía tiene que ver con la vuelta a la normalidad en la Bolsa tras las pérdidas experimentadas por algunas empresas catalanas (Caixabank, Banco de Sabadell, etc.) tras los primeros días de agitación política. Normalidad en la Bolsa y compás de espera en otros ámbitos de la economía. Continúa el traslado de las sedes y domicilios fiscales de buen número de empresas, pero se ha ralentizado. Este proceso fue clave a ojos de buena parte de la opinión pública. ¿Por qué? Pues porque fue un encendido de luces rojas que sacó a la superficie el hondo grado de preocupación que generaba el movimiento sedicioso impulsado por los políticos separatistas.

Fue el propio Mariano Rajoy quien, tras anunciar algunas de las medidas derivadas de la aplicación del ya famoso Artículo 155, invitó a regresar a las empresas que se habían ido de Cataluña. Era, y lo sigue siendo, la mejor forma de decir que el objetivo era recuperar la normalidad. Que Cataluña sigue siendo España. En lo político, todo dependerá del resultado de los comicios autonómicos convocados para el 21 de diciembre. En lo social, son los ciudadanos catalanes quienes tienen la palabra. De momento, la señal que están enviando permite decir que la mayoría parece decidida a pasar página de un sueño devenido en pesadilla. De ahí la sensación de alivio.

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