El arte de la seducción: ¿qué funciona y qué no?

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Eso de tener éxito con los demás siempre ha sido muy bien valorado. Y que personas de todas las formas y tamaños gocen de ese envidiado magnetismo social prueba que no, no es una cuestión de físico. Puede influir, sí. Pero no lo es todo.

Seducir no es más que embargar o cautivar a alguien, utilizar la conducta a favor de unos intereses concretos. Y la psicología, en cuanto a que estudia la mente y la conducta, tiene mucho que decir al respecto. Hay métodos que se han probado más eficaces que otros.

De hecho, un estudio detallado es el que realizó la psicóloga Alejandra Vallejo-Nájera, miembro de toda una familia de psiquiatras que publicó el libro Psicología de la seducción, donde desgranaba los secretos psicológicos de esta y analizaba lo que consideraba diferente temperamentos de las personas seductoras.

Son nueve, desde vividores que buscan aventuras a cambio de mucha pasión, en cuyos brazos caen mujeres algo inseguras y maternales; al divo, aquel que derrocha glamour y estilo casi sin pretenderlo. Afrodita, el vividor, el rescatador, el artista, el cautivador, el intelectual, el encantador o el líder son los otros perfiles que “desmonta” Vallejo-Nájera, para que sea más fácil acercarse a ellos.

Los métodos personales

Al margen de aquello que se base en un disciplina contrastada, como la psicología o la psiquiatría, hay que reconocer que esto de la seducción tiene mucho de ensayo-error. Incluso el donjuán más experimentado ha sufrido alguna vez una decepción amoroso que ha podido dejarlo temporalmente en fuera de juego.

Hoy día, es más fácil que nunca acceder a todas esas experiencias personales que, al final, también sirven como inspiración. Y es que se comparten a través de internet en diferentes formatos, sean vídeos en Youtube o sean entradas en un blog, y sus protagonistas se consideran auténticas deidades.

Héctor, de 32 años, ha recopilado consejos para enamorar a una mujer. El autor confiesa que siempre le costó mucho enamorar a una mujer, pero conoció un sistema de seducción subliminal, dice, que le hizo cambiar su vida por completo. Ahora ayuda a otros a saber seducir a una mujer.

Comienza diciendo qué no se debe hacer: no parecer triste, sino positivo y seguro; no pegarse demasiado a ella o no decir “te quiero” antes de tiempo. Es cierto que el autor se basa en consignas dadas como “sabrá que te tiene y eso no le gusta a ninguna mujer”, a riesgo de caer en generalizaciones. Pero también refiere que son muchos los hombres que identifican estos tres como errores destacados.

El autor anima a aplicar el principio del compromiso, que consiste en ocultar el interés o, al menos, no decírselo directamente y optar por que solo lo intuya. También a dar importancia a las palabras, pero que estas se sientan, estar convencido de lo que se dice.

Lo que llama FADE, por otra parte, son las siglas de fomenta, analiza, detecta y expresa: fomentar que ella hable de sí misma, analizar lo que dice para detectar lo que le interesa y expresarse después. Considerando también la importancia de la mirada, del contacto visual, el autor propone un combo final que dice infalible.

Eso sí, en lo que respecta a la información disponible en internet, mucho ojo con idealizar a quien la ofrece porque, investigando un poco, se llega fácilmente a la conclusión de que no son más que vendehúmos. Hay que poner en duda incluso ciertos métodos, como los que le valieron a un famoso “youtuber” español un escrache y escarnio público por dar a entender que el “no” de una mujer tiene matices. “No” significa claramente “no”.

Bonus: ¿cuánto importa ser bueno en la cama?

La amplía bibliografía bloguera también dirige consejos en otro plano, por ejemplo, técnicas para prolongar la eyaculación. Es decir, para durar más en la cama. Pero, ¿es realmente prolongar la eyaculación lo que debe preocupar a alguien que quiere seducir a otra persona? Sí y no, depende.
La psicología también ha tratado de adentrarse en las claves para tener buen sexo, y de ello han resultado obras como la de la sexólogo Tammy Nelson, The Good Men Project. Se puede aplicar a parejas heterosexuales, homosexuales, casadas, solteras…

Insiste, para empezar, en la importancia de tener una comunicación siempre y abierta y fluida con la otra persona, lo que permitirá saber (y explicar) qué excita. Y conviene hacerlo en positivo, es decir, optar por fórmulas como “me encanta cuando...” a “detesto que hagas...”. De las conclusiones que se saquen en un diálogo abierto saldrá si, efectivamente, hay que seguir métodos para prolongar la eyaculación o no.

La anticipación, la relajación, la frecuencia y la intimidad son otras claves que Nelson recoge en su obra para el buen sexo.

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