Opinión

Aumenta el turismo internacional en la Costa del Sol

Los datos facilitados por la oficina de Turismo Costa del Sol y el Instituto Nacional de Estadística (INE) no pueden ser más alentadores tanto para los hoteleros como para los restauradores y, por supuesto, para los 170.000 empleados que gracias a la avalancha de extranjeros han conseguido un trabajo durante los meses de verano. Sorprende sin embargo el descenso de los visitantes nacionales que puede deberse a que, animados por la recuperación de la que tanto alardea el gobierno, hayan optado por viajar a otros lugares fuera de nuestro país o simplemente se hayan quedado en su casa, en sus segundas residencias, o bien hayan alquilado pisos o apartamentos turísticos que al no estar declarados no hay manera de saber el número de personas que se aprovechan de estas ofertas.

Una cosa sí es cierta: la gente se mueve con más alegría que otros años, algo que se palpa en el ambiente, en las terrazas, en los restaurantes, en los supermercados y en los lugares de copas, llenos hasta la bandera, algo menos en las tiendas de ropa, seguramente porque hay demasiada oferta y mercadillos a precio de coste, y porque entre comprarte un vestido, teniendo como tenemos los armarios llenos a rebosar, o pasar un día con los amigos en el chiringuito más cercano, la mayoría de los españoles opta por la segunda opción.

Está claro que la crisis, la larga crisis de la que todavía no ha salido una parte importante de los españoles y que ha hecho estragos entre los más débiles y la clase media, nos ha obligado a ponernos las pilas y a cambiar el orden de nuestras prioridades, obsesionados como estábamos por consumir, consumir y consumir.

Ojalá que las administraciones implicadas encuentren la manera de reordenar esta avalancha de turistas que inunda nuestro país, y que según algunos datos pueden llegar a los 84 millones este 2017, lo que dificulta la no solo la convivencia en determinadas zonas de grandes ciudades como Barcelona, Málaga o Madrid, por poner solo un ejemplo, también porque hay que evitar el colapso de los servicios sociales: hospitales y centros de salud, consumo de agua, saneamientos, etc. Y claro está el tema de la limpieza de nuestras calles, que todos queremos tener como los chorros del oro de limpias, pero sin que eso les suponga aplicarse las mínimas normas de conducta: no tirar basura al suelo, recoger la mierda de los chuchos, etc.etc.

Los presupuestos de los Ayuntamientos son los que son y no se pueden estirar como los chicles, y la realidad es que todos andan justos de dinero, atendiendo las necesidades de sus conciudadanos, que son muchas, y muchas más las que les exigimos, sin darnos cuenta que atenderlas todas requiere subir impuestos, bastante abultados ya y contar con el consentimiento del señor Montoro, a quien no le gusta que los ayuntamientos gasten más de lo que él presupuesta para cumplir con el déficit. Problemas todos de difícil solución que habrá que abordar entre todos si no queremos morir de éxito.

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