REPORTAJE -

Auria, penúltima etapa de un Camino contra la trata

OURENSE (ALBERGUE O GRELO). 08/08/2018. OURENSE. Retrato de Carlos Palanca, profesor de inglés en el colegio Añoreta Novaschool (Málaga) y que pedalea su bicicleta en solitario rumbo a Santiago de Compostela para visibilizar mediante un proyecto llamado "Sin Tráfico" la lucha contra el tráfico de personas en la prostitución. FOTO: ÓSCAR PINAL.
photo_camera Carlos Palanca, en el albergue de peregrinos ourensano.

El peregrino cordobés Carlos Palanca recorre en bici el Camino de Santiago con el objetivo de recaudar fondos para una asociación andaluza que ayuda a mujeres víctimas de las mafias de la prostitución. A Ourense llega con su proyecto "Sin tráfico".

Aunque realiza el Camino de Santiago en solitario con su bicicleta, el cordobés Carlos Palanca tiene "mil ojos encima" en cada etapa, gracias al poder de su idea solidaria y de las redes sociales. Desde su penúltima parada, Ourense– tras 1.300 kilómetros sobre ruedas–, explica de qué va su proyecto "Sin tráfico" y una entiende el orgullo de pupilos, padres y vecinos de este profesor que arrancó la aventura desde el colegio en el que imparte clases de inglés, en Rincón de la Victoria (Málaga). "El objetivo que persigo con este reto es recaudar fondos y dar visibilidad a la Asociación Visión Nuevo Siglo, en mi pueblo, que lucha contra el tráfico humano. Ellos preparan kits de higiene para las chicas que son víctimas de las mafias y las atienden en los polígonos, en varias salidas a la semana. Acompañarles en una de las ocasiones fue decisivo. Yo iba a hacer el Camino de Santiago sí o sí, por segunda vez. ¿Por qué no con una acción solidaria? Patrocino los kilómetros que hago y ya hemos recaudado 3.600 euros en apenas tres semanas", cuenta Palanca.

El peregrino luce una camiseta con el logo del proyecto, una bicicleta siguiendo la flecha amarilla y rodeada de un corazón verde, un símbolo que ha convertido en la "huella" de su Camino. "La gente ya se ha quedado con eso, es muy simbólico", dice. En la mochila lleva pulseras solidarias del mismo color, que pequeños negocios, empresas y peregrinos que encuentra en cada etapa no dudan en adquirir para aportar su granito de arena. Sin precio fijo. "No se pagan. Si cuento la historia a alguien y se interesa por el proyecto le doy la pulsera y después pueden hacer la donación que quieran a través del crowfunding", explica.


¿Cómo ayudar a Carlos?


En la web "Kukumiku" y en su página de Facebook "Sin tráfico" están todos los detalles de cómo se puede colaborar económicamente con la iniciativa. Las redes sociales, de momento, son el canal perfecto para dar a conocer el reto solidario. "Hablo todos los días con una radio local de mi pueblo, que hace un seguimiento del recorrido. También he incrementado bastante los seguidores del proyecto en Facebook", explica. Sin embargo, los "seguidores" que más le importan son sus alumnos. "Creo que no hago algo extraordinario, pero es muy importante la visibilidad y el poder que tiene el mensaje de dar a  conocer la trata humana. Hay 300.000 mujeres ejerciendo la prostitución, víctimas de las mafias, en España. Chicas que han sigo engañadas, amenazadas...Es un problema que está a la vuelta de la esquina", explica. La asociación Visión Nuevo Siglo, en la localidad de Rincón de la Victoria, prepara–según la descripción del proyecto de Carlos Palanca–un total de 300 kits de higiene y artículos de alimentación al mes, para un grupo de mujeres que están siendo víctimas de la trata. "El esfuerzo de la asociación está enfocado en romper las cadenas de esclavitud de este siglo XXI", dice Palanca.

El aventurero es de los que piensan que la meta es el verdadero camino, por eso el reto no tiene límites. "Aunque se haya fijado la cantidad de 6.300 euros como objetivo, antes de que arrancase ya habíamos recaudado dinero. Ahora mismo, a falta de llegar a Santiago, ya está el 60% recaudado. Pero no importa. La visibilidad y todo lo que se ha conseguido mover no me lo esperaba", cuenta.


Su Camino más personal


El reto solidario vino después. "Es la segunda vez que quería hacer el Camino, una idea que le propuse a mi padre y le pareció estupenda. Enfermó y en cuatro meses falleció. Por eso, de alguna forma, vengo con mi padre. Está siendo un viaje especial en muchos sentidos", se sincera el peregrino.

Para culminar el Camino de Santiago le falta pedalear unos 100 kilómetros. Mientras, se deja maravillar por las tierras ourensanas. La meta, según su relato, ya la encontró al principio de la aventura. 

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