PAPELES DEL ROCK

La biblioteca de Alejandría del rock

20190302194946992_result
photo_camera Edificio de la emisora de la BBC británica.

Un grupo de visionarios se dieron cuenta de que miles de jóvenes de todo el país estaban hartos del tipo de radio acartonada, antigua

Hace exactamente 50 años que tal día como hoy, 3 de marzo de 1969, Led Zeppelin entraron en los estudios de grabación del teatro Playhouse de la Northumberland Avenue, de Londres para grabar la primera de las cuatro sesiones que la banda realizaría para la BBC Radio 1, dos de ellas para el famoso programa "Top Gear" de una de las grandes estrellas de la radio-rock en Gran Bretaña, John Peel. Estas sesiones, acompañadas de la grabación de un concierto celebrado en Londres en 1971, años después de haber circulado en diferentes discos piratas, se editaron oficialmente en el otoño de 1997, siendo uno de los discos de Led Zeppelin que mejor se ha vendido de su historia, llegando a superar a álbumes editados en vida del grupo como "Presence".

Valga esta efeméride para recordar y en gran medida poner en valor la labor que para el mundo del rock ha realizado la BBC, la British Broadcasting Corporation, la legendaria estación de radio y televisión que si es un modelo a imitar de buena gestión como empresa pública de comunicación en otros muchos ámbitos, en su labor cultural puede presumir justificadamente de poseer unos archivos musicales que son auténtico patrimonio de la humanidad.

Grabar en un teatro o en unos estudios de grabación, bien con público o a puerta cerrada sesiones específicas para los diferentes espacios de radio de la BBC fue una práctica que comenzó en los años 50 con el jazz y las orquestas de música clásica, pero que ante la aparición del rock'n'roll y con el nivel de popularidad absolutamente desproporcionada de grupos como Beatles y Rolling Stones, se comenzó a hacer con relativa frecuencia -a finales de 2017 los Stones pusieron a la venta "On Air", un álbum que recopilaba muchas grabaciones hechas para programas de radio, muchos de ellos sesiones para la BBC- con este tipo de artistas, aunque en principio, estas sesiones se restringieron solamente a los grupos de éxito masivo. Aquella BBC, como toda Gran Bretaña a comienzos de los 60, era muy conservadora, tardó mucho tiempo en entender la dimensión social de aquel gran cambio que trajeron los años 60, y en concreto, su equipo de dirección se negaba a programar rock, música que en el fondo consideraban peligrosa y poco aconsejable para la juventud, salvo excepciones muy determinadas.

Un grupo de visionarios que se dieron cuenta de que miles de jóvenes de todo el país estaban hartos del tipo de radio acartonada, antigua y aburrida que se veían obligados a escuchar, y se lanzaron a la aventura de crear emisoras de radio no oficiales, las primeras radios piratas, en las que precisamente el rock, la música que no existía en la BBC, ocupaba las 24 horas de programación.

Y ante el éxito tan desbordante que aquellas estaciones instaladas en viejos y destartalados barcos, Caroline Radio, Radio London, Radio City, etc. lograban difundiendo el rock de Cream, Jimi Hendrix, The Moddy Blues o The Who, estuvo a punto de hacer desmoronarse todo el poder de la BBC. El gobierno británico emitió en 1967 una ley de máximo rango normativo que prohibía las emisiones de las radios piratas, persiguió con encono su actividad –recomiendo sobre este episodio de la historia del rock una divertidísima película, "Radio Encubierta", que cuenta genialmente como fue el extraordinario fenómeno de las radios piratas- y logró reducir muy significativamente su repercusión. Pero la realidad era innegable: los jóvenes en todo el país querían rock en la radio.

Inteligentemente, la dirección de la BBC se aplicó el viejo principio que asegura que si no puedes con tu enemigo, lo mejor que puedes hacer es unirte a él. A partir del 30 de septiembre de 1967 la BBC puso en funcionamiento una nueva cadena llamada BBC Radio 1 pensada precisamente para ganar el público de las radios piratas, llegando incluso a contratar a muchos locutores y presentadores que habían estado en Caroline Radio o Radio London, como Jimmy Young, Dave Lee Travis o Kenny Everett, con los que el rock entró por fin en la BBC. E inmediatamente, para los programas que más pronto adquirieron popularidad, como el anteriormente mencionado "Top Gear" de John Peel, "Tasty Pop Sunday" de Dave Symonds o "Saturday Club", todos los grandes del rock grabaron sesiones específicas para estos programas.

Sesiones que como en el caso de Led Zeppelin, acabaron con el tiempo convirtiéndose en discos que son imprescindibles en cualquier buena colección de discos de rock. Las "BBC Sessions" de los Who, editadas en 2000 contienen delicatesen sonoras tales como la maravillosa versión del "Just You and Me, Darling" de James Brown, mientras que las que grabó Jimi Hendrix entre 1967 y 1969 nos han dejado versiones maravillosas del “Killing Floor” de Howlin' Wolf -palabras mayores en la historia del blues- o "(I'm Your) Hoochie Coochie Man" de Willie Dixon. En modo alguno le van a la zaga las sesiones para la BBC de Rory Gallagher, Traffic, Pink Floyd, Genesis o The Moddy Blues o si nos situamos en una perspectiva más contemporánea, las de Nirvana, Squeeze, Radiohead, R.E.M o Cocteau Twins.

Las comparaciones son odiosas, pero… a veces son muy necesarias. Todos los fondos documentales audiovisuales de la BBC están perfectamente catalogados, bien conservados, han servido para editar discos de una calidad fuera de lo común, e incluso han publicado magníficas colecciones en DVD con la historia del pop, del rock o del jazz solamente partiendo de los archivos de la BBC. En España, el ente público RTVE ha perdido por deterioro, descuido y negligencia material valiosísimo de todo su archivo de actuaciones musicales en radio y televisión de los años 60 y 70, y programas que marcaron un hito como espacios de vanguardia a nivel internacional, algunos de ellos incluso con premios en certámenes europeos de televisión, caso de "Último grito", "Jazz Vivo", "Musical Pop"o "Mundo Pop", no están más que en episodios casi anecdóticos en www.rtve.es. Realmente lamentable. Y muy clarificador acerca del papel protagonista que la cultura, y de modo mucho más específico la música juega en países con los que, dígase lo que se quiera, no hemos reducido distancias pese a nuestra entrada en Europa. En Gran Bretaña el rock se considera un auténtico patrimonio de su personalidad como país. Aquí, y a pesar de poseer una riquísima historia, con bandas que abrieron el camino de la evolución musical a generaciones enteras, la radio y la televisión públicas, y en esto lo han hecho exactamente igual de mal el PP que el PSOE, lejos de ser un apoyo para la buena música, tristemente han sido siempre todo lo contrario. Ahora bien, si alguien le basta con “Los conciertos de R3”… será que el que no se contenta es porque no quiere.

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