Paseando por el casco antiguo de Ourense descubres preciosas puertas, escudos de casas señoriales, hermosas plazas y callejuelas. Pero lleno de destrozos y pintadas. Es una falta absoluta de respeto por el entorno de todos, porque el Concello no puede costear las limpieza de las fachadas un día sí y otro también.
Este problema solo se soluciona con prevención y respeto, pero también con vigilancia con cámaras y castigos ejemplares a los que estropean el patrimonio de todos. ¿Destrozas?, pues trabajos a la comunidad. Hay mucho que hacer: limpiar fachadas, atender a la gente que vive en la calle o limpiando las cacas de los perros. Es un lujo nuestra ciudad, pero una vergüenza como está todo por culpa de unos cuantos. Depende de todos que lo erradiquemos.