MÚSICA

Boy Pablo: el adolescente noruego que reinventa, sin prisas, el pop

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photo_camera Boy Pablo.

Este chaval, de origen chileno, se mueve con calma, de single en single. Mientras, varios de sus videoclips se han hecho virales, como el veraniego “Everytime”

Pablo Muñoz no es en sí mismo un nombre que te acredite para ser una estrella, por lo menos en la música. Si además tu pasaporte pone que naciste en Sudamérica, lo más problabe es que se te relacione con ese must incomprensible que vive la palabra narco, cosas de hipster.

Con un nombre tan común tu historia ha de ser, al menos, entretenida o como a mí me gusta decir, freak. Y en el caso de este Pablo Muñoz la tenemos: familia chilena con un patriarca inmerso en el sonido pop de su país en los 70, emigración a Noruega e infancia en colegios que nada tenían que ver con sus raíces… de ahí, de toda esta mezcla, nace el proyecto de este chico de 19 años que reinventa el pop acuñando un nuevo palabro: slacker rock .

Definir su sónido es fácil, por lo menos es fácil sentir lo que cuenta: melancolía desde el optimismo, felicidad de sentir cosas, buenas o malas, da lo mismo. El caso es sentir, cantar con la alegría de los Beach Boys, las guitarras de aprendiz de Mac DeMarco y una imagen de un niño bueno que pasaba por allí, y que esconde lo que realmente es: un artista emergente total.

Pero este chico de 19 años tenía otra cuenta pendiente, su nombre. Y de ahí, de su sonido fresco emerge el nombre del que todo el mundo del indie habla ahora: Boy Pablo.

Como los muchachos de su generación, este noruego rehúye lo físico para volcarse en el terreno digital donde sus vídeos –recomiendo el veraniego “ Everytime”–, se han hecho virales durante el último año. 
Sus giras por ahora son escasas. Se espera su vista a España para el próximo otoño. Mientras, podemos disfrutar y alegrarnos del vivir con sus epés disponibles en Spotify, donde nos encontramos un puñados de hits, de esos que de desearíamos poder tener en siete pulgadas mientras nos imaginamos sus portadas llenas de color.

Boy Pablo va despacio, no tiene prisas. Algo raro a su edad, donde todo el mundo corre a trascender e inventar. Él sigue su camino lleno de rayos de sol y riffs pegadizos, ajeno a modas y remodas y lanzando singles de dos en dos, como si no le importase nada más que el siguiente pasito. Eso sí, si es con un mojito en la mano mejor, el thunderbitch puede esperar de momento. 

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