Opinión

Cariño

Entre las muchas palabras que contiene el diccionario de la Real Academia Española, hay una preciosa, tierna, que significa unión y afecto entre las personas y que viene a ser algo así como las palabras evangélicas "amarás al prójimo como a ti mismo". Tal vez por ello me resulte simpático ese ayuntamiento de la comarca de Ortigueira, al extremo setentrional de la Comunidad Autónoma de Galicia, que se llama Cariño. Y cariño también es unión, es amor y no desavenencia, oposición a discordia.

La falta de cariño, a veces antagónicamente, se convierte en no odio, pero sí en discordia, en desintegración, y esa es la ruta, el camino, la meta a la que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, quiere llevar a Cataluña, aunque posiblemente sean más los que acatan la Constitución Española, tan clara, tan reluciente como el sol, que basta con su artículo número 2 que con pocas palabras nos indica la disciplina que tenemos que obedecer: la Constitución se fundamenta en la "indisoluble e indivisible Nación Española...".

En los tiempos que corren con tantas calamidades que acontecen en el planeta Tierra, la palabra Cariño irradia como un abrazo fuerte, como un aúpa, como un "España una". Oh, cariño, meu amor! Que bonitos son os amoríos en lugar de estes revoltixos políticos sin sentidiño!

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