Opinión

Casado y su operación de titanes

En Génova, la palabra tranquilidad no se conoce. Bárcenas, Gürtel y para que no falte nada grabaciones de Villarejo que se han llevado por delante a María Dolores de Cospedal. Somos muchos los periodistas que hemos tenido la oportunidad de tratar con ella a lo largo de los años y en los momentos más duros. Hay que reconocer que Cospedal dio la cara, que tragó muchos sapos y que, aunque cueste creerlo, midió sus palabras con un precisión solo propia de una persona con temple y serenidad de ánimo.

Esta forma de actuar provocó admiración y respeto en una inmensa mayoría de los "populares". Mientras ella diera la cara, los demás podían estar tranquilos. Por eso, cuando llegaron las grabaciones el estupor fue máximo. Nadie, y mucho menos Rajoy, sabía de esos tratos con Villarejo y, por supuesto, del contenido de las conversaciones. Ni Maillo, ni Vicente Tirado ni, desde luego, Pablo Casado sabían absolutamente nada. En Génova el estupor ha sido máximo y el dolor también. Que Cospedal abandone el partido no es cualquier cosa. En la vida de un partido, cualquiera que sea, este tipo de acontecimientos producen un trauma colectivo y en el PP lo tienen.

La gestión de su marcha le ha tocado a Pablo Casado, que llegó a la Presidencia del PP cansado, muy cansado de que su partido no tuviera un momento de respiro. A él mismo le tocó, como vicesecretario de Comunicación, dar explicaciones sobre situaciones que aunque solo sea por su edad le eran absolutamente ajenas. Sin duda, esta circunstancia le curtió, pero lo que no podía ni imaginar -¿quién lo imaginaba?- es que apenas a los tres meses de su elección se iba a encontrar con semejante situación.

Casado tiene por delante una tarea de titanes y no solo y ni siquiera principalmente por los resultados de las próximas citas electorales. Su tarea de titanes es, sobre todo, de carácter interno. Tiene que cerrar, sin herir, toda una etapa llena de sombras, de titulares demoledores, de irregularidades, y él es el cortafuegos, el cavador de la zanja que permita al PP no verse sometido a un continuo estrés.

Es ahora cuando le toca hacerse, de manera definitiva, con el liderazgo que el PP necesita y para ello tendrá que tomar decisiones, batirse el cobre dentro y fuera. Sus dos contrincantes en las elecciones internas están fuera. Si las cosas hubieran transcurrido de otra manera no debería haber sido imposible la convivencia, pero las circunstancias son las que son y de los tres que competían solo queda él. Cosas de la política, actividad digna, cruel, gratificante y siempre sorprendente. Casado tiene por delante una tarea de titanes, pero es su tarea.

Villarejo se ha convertido en el director de orquesta de parte de la actualidad política. ¿Quién filtra? ¿Qué estrategia, sin duda medida, está diseñada para dosificar las filtraciones? ¿A quién beneficia? Son dudas que están en la calle. Es posible que nunca lo sepamos a ciencia cierta, pero lo que sí podemos dar por hecho es que habrá más y más personas de cualquiera de los dos grandes partidos.

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