CRÓNICA

El conflicto entre Rusia y Ucrania alcanza Eurovisión

Eurovisión se celebrará en Ucrania por segunda vez en su historia, ya que en 2005 este país acogió el popular certamen

La enemistad entre Rusia y Ucrania podría salpicar al festival de Eurovisión que acogerá en mayo Kiev, después de que las autoridades ucranianas amenazaran con vetar la entrada en el país a la representante rusa, Julia Samóylova, por haber actuado en la anexionada península de Crimea.

Rusia mantuvo el suspense hasta el último día, en medio de insistentes llamamientos de parte de la sociedad a no acudir este año al concurso, y finalmente seleccionó a Julia Samóylova, una cantante en silla de ruedas, afectada por atrofia muscular espinal.

No tardaron los medios ucranianos en recordar que la joven artista, a punto de cumplir 28 años, actuó hace dos años en un concierto en Crimea, violando así la ley ucraniana al entrar sin autorización de Kiev en un territorio que Ucrania considera suyo.

"Rusia ha propuesto a una concursante que cruzó la frontera de Crimea de forma ilegal. Este asunto debe ser investigado por los servicios especiales ucranianos", dijo el viceprimer ministro de Ucrania, Viacheslav Kirilenko.

El diputado ucraniano Antón Gueraschenko, consejero del ministro de Interior, Arsén Avákov, advirtió de que si Ucrania deja entrar a Samóylova en el país, debería presentarle cargos por cruzar ilegalmente la frontera, un delito que se castiga con hasta tres años de prisión.

Mientras, la Unión Europea de Radiodifusión (UER), organizadora del certamen, se ha lavado las manos y ha dejado la decisión a cargo del Gobierno ucraniano.

"Entendemos y respetamos las leyes de Ucrania, pero por parte de la UER no hay objeciones a la delegación rusa. Queremos que todos los países participen, pero la decisión corresponde a las autoridades de Ucrania y la respetaremos", dijo al respecto el productor ejecutivo de Eurovisión 2017, el noruego Jon Ola Sand.

El jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU, antiguo KGB), Valili Gritsak, señaló hace poco que la decisión aún no se tomado, pero que se dan todas las circunstancias para prohibir la entrada de Samóylova en territorio ucraniano.

La propia cantante, centrada en su carrera musical y ajena a la política, ha reconocido haber actuado en Crimea precisando que no sabía que con eso violaba las leyes ucranianas.

"Todo esto es irrisorio, no entiende tanto revuelo. No sé, todo esto me parece raro", dijo este sábado en una entrevista a la televisión estatal Rossiya.

El sueño cumplido de participar en Eurovisión y consolidar así una carrera musical que le ha costado un gran esfuerzo, no lo comparten algunos de sus más insignes colegas de profesión.

"Está bien que Julia se haya superado a sí misma, que haya superado su enfermedad y que cante. Pero no le recomiendo participar en este espectáculo político-comercial. Será poner en bandeja un motivo más a los nacionalistas (ucranianos) para insultar a Rusia", dijo Iosif Kobzón, uno de los grandes de la canción rusa.

El cantante, que además de ser diputado del Parlamento ruso nació en el corazón del este prorruso de Ucrania, cree que Rusia debería boicotear Eurovisión igual que Estados Unidos boicoteó en su día los Juegos Olímpicos de Moscú 1980.

"Estados Unidos no perdió nada entonces y nosotros tampoco perderemos nada por no permitir que los rusófobos se rían de Rusia", apuntó.

Otros críticos argumentan que Rusia debe renunciar al festival por la victoria el pasado año de Ucrania con el tema "1944" de la cantante tártara Jamala, y el conflicto que libran ambos países por el este prorruso separatista.

En la canción de Jamala se hacía referencia a la deportación de los tártaros de Crimea a manos de la URSS durante la Segunda Guerra Mundial, lo que fue denunciado por Moscú por su carácter político.

La participación de Rusia en la edición de Kiev de este concurso de la canción europea estuvo en duda desde el momento de la victoria ucraniana.

La propia elección de Samóylova, anunciada a una hora de que se agotara el plazo para inscribir a los participantes en Eurovisión, también estuvo rodeada de polémica.

Muchos criticaron la elección de una intérprete en silla de ruedas que sufre una grave enfermedad degenerativa y apuntaron a una intencionalidad a tomar esa decisión, sobre todo en un país en el que el colectivo de minusválidos es invisible y donde padecer impedimentos sigue siendo un estigma.

"Suena asqueroso, pero no hay que llevarse por el engaño. Puede que Julia Samóylova sea una cantante maravillosa, pero su mayor `atractivo` es la silla de ruedas", escribió esta semana el crítico musical Artiom Troitski.

Eurovisión se celebrará en Ucrania por segunda vez en su historia, ya que en 2005 este país acogió el popular certamen, aunque ahora se encuentra sumida en una profunda crisis económica. 

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