¿Conoces realmente en qué consiste la reunificación de deudas?

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Parece un concepto muy sencillo a simple vista, pero todavía existen muchas personas que no tienen muy claro qué es y qué implica la reunificación de deudas para la persona que lo solicita.

¿Por qué empezar pensando si se es la persona adecuada para optar a una reunificación de deudas si no se entiende al detalle en qué consiste dicha gestión y todo lo que conlleva? 

No embauquemos a los ciudadanos con jeroglíficos difíciles de resolver en el tema financiero, dejémoslo fácil, comprensible y al alcance de todos. Ese es el lema principal de las empresas profesionales que se dedican a este tipo de servicios, que apuestan por aclarar esta idea a las personas que están pensando en realizar una reunificación de sus deudas, pero tienen miedo e incertidumbre y cientos de preguntas sin resolver. Ahora es el momento de aclararlas todas y tomar una decisión. 

¿Qué estamos pidiendo a la hora de solicitar una reunificación?

Cuando empezamos a gestionar los gastos personales o familiares y empezamos a asumir cargos, es normal que pensemos en comprar una vivienda o un coche, o ambos incluso, y pasemos de no tener apenas recibos que pagar a vernos expuestos a poca liquidez cada mes. A consecuencia de ello, puede surgir una acumulación no esperada de varios pagos mensuales que crea una situación de agobio para la persona deudora y, de ahí que se piense en cuál sería la solución más idónea para solventarlo. 

Para muchos, el método más efectivo para resolver y desahogar débitos es inclinarse por la reunificación de deudas. No se pide un préstamo como mucha gente suele pensar, sino una agrupación de préstamos o deudas pendientes que se tengan como tarjetas de crédito, hipoteca, financiación de un coche, etc. Es decir, englobar en una nueva y única cuota todas las deudas que se tengan y, conseguir con ello, reducir la cantidad a deber y disponer de mayor liquidez cada mes. 

"El método más efectivo para resolver y desahogar débitos es inclinarse por la reunificación de deudas"

¿Es la mejor solución para mí?

Esta pregunta ronda por la cabeza de todo aquel que tiene sus deudas al alza y necesita una solución que alivie y aclare un poco su situación económica. Son muchas las personas que, por desgracia, a día de hoy están envueltas en problemas para hacer frente a pagos mensuales elevados e intereses asociados a préstamos personales, generando una situación de estrés y presión. Al decantarse por una reunificación de deudas se consigue reducir más del 50% de esas cantidades a deber y, con ello, se mejora la situación económica de manera considerable. Se percibe la vida de otra manera también, además de que se puede hacer frente a los créditos pendientes de forma más factible y cómoda pues contamos con mucho más margen de maniobra de pago y evitamos situaciones realmente incomodas de embargos y morosidad. 

¿Necesitamos una garantía hipotecaria? 

Para pedir una reunificación de deudas no es estrictamente necesario una garantía de hipoteca, aunque si podría ser más ventajoso debido que se pueden conseguir mejores condiciones de ayuda. 

Aun así, también podemos realizar esta operación poseyendo una propiedad hipotecada (sin superar la mitad de su valor) o podemos optar por la posibilidad de poder hipotecar algo. Siempre que se tenga esa oportunidad y estemos dispuestos a valorarla, es mejor consultar primero a expertos que estudien el caso en concreto para que puedan asegurar que las condiciones económicas van a ser óptimas en todo momento para el deudor. Muchas entidades de servicios financieros se encargan desde hace años de ofrecer este tipo de soluciones y poder asesorar ante todo tipo de situaciones.

"Para pedir una reunificación de deudas no es estrictamente necesario una garantía de hipoteca, aunque si podría ser más ventajoso"

¿Cómo condenso todas mis deudas en una sola reunificación?

El trayecto que se debe seguir hasta conseguir la reunificación de todas nuestras deudas no tiene por qué resultar especialmente complicado, aunque si tiene que estar estudiado y medido al detalle por la empresa especializada. Estos expertos analizarán nuestras deudas pendientes, los intereses que estamos pagando por las mismas y los plazos de amortización para, a partir de ahí, comenzar a negociar las nuevas condiciones de pago que surgirán con la reunificación. 

Una vez puesto todo sobre la mesa, se procederá a cancelar todos nuestros préstamos anteriores y se pasará a condensar en una nueva hipoteca que sumará el total de las pasadas y contará con un nuevo tipo de interés y plazo de amortización que, normalmente va a ser más largo para reducir las cuotas a pagar cada mes y poder desahogar nuestros débitos. 

¿Cómo se concede una reunificación?

Antes de proceder a realizar esta operación es importante contar con una serie de requisitos que, de cumplirlos, nos ayudarán a llegar a nuestra meta. Uno de ellos es estar en posesión de una hipoteca con su correspondiente aval concretado en un bien inmueble. Además de este factor a tener en cuenta, las entidades valorarán el tener nómina, no estar presente en las listas de morosos, no tener embargos o tener un buen expediente crediticio. 

Si cumplimos con los requisitos favorables para la obtención de la reunificación de nuestras deudas, lo siguiente que debemos facilitar será el documento identificativo, la escritura de la vivienda, el contrato de trabajo (si se tuviese), las últimas nóminas, la última tasación de la vivienda y del IRPF y recibos liquidados de los créditos pendientes hasta el momento.

¿Cuál es su valor monetario y quién puede realizar dicha gestión?

Para comenzar a realizar el proceso de reunificación, debemos atender a dos tipos de vías para su logro, que serían:

  • Realizarlo a través de una entidad bancaria: no cobra comisión por la gestión, pero si tenemos que afrontar los gastos de cancelación de la hipoteca anterior y préstamos contraídos, además de los que se derivan de la apertura de la nueva hipoteca. 
  • En otro caso podremos recurrir a un intermediario financiero que nos asegure que se realizar este tipo de operaciones y así evitamos probar en muchos bancos que, actualmente, no realizan esta gestión. Aunque dichos intermediarios cobrarían su parte de gestión, nos aseguran una operación limpia y correcta, con una transparente relación cliente-profesional que, a la larga, suele reportar múltiples beneficios y reducir considerablemente la falta de liquidez debido a nuestras deudas. 

 

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