REPORTAJE

Valentín Iturralde: de Celanova a crear escuela en Gambia

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photo_camera Valentín Iturralde, con los niños de Basori, en Gambia.

Le une a Celanova un matrimonio que todos los veranos, al menos los últimos 44, le acerca a la villa de San Rosendo. Desde aquí pergeñó el más ambicioso de sus proyectos humanitarios, levantar una escuela en África.

Mientras el debate educativo diario en España se centra en ver con qué nombre dota cada partido político a su sistema de turno, son muchos los países donde ni siquiera existe el debate; básicamente porque no hay suficientes escuelas. Uno de ellos es Gambia, en África. Hace ocho años llegó allí Valentín Iturralde, procedente de Cataluña y escapando de la crisis de la construcción. Pero muchos años antes había llegado ya a Celanova, en este caso de la mano de su mujer, natural de la villa.

Fueron varias las iniciativas que trató de llevar a cabo en el país africano, concretamente en Basori, lugar donde adquirió algunos terrenos. Muchas de ellas resultaron satisfactorias, como el reparto de leche que hizo durante dos años a unos 2.000 niños. Pero ahora, en septiembre, llegará el turno de una de las más importantes. Será entonces cuando inaugure la escuela que lleva construyendo buena parte de este año y que acogerá a un total de 120 niños de entre tres y siete años.

En Basori, de unos 5.000 habitantes y situado a unos 50 kilómetros de la capital, Banjul, casi la mitad de la población son niños de menos de 14 años. Y, para ellos, tan sólo tres escuelas: dos para los mayores años y una para los más pequeños. En total, menos de 1.000 plazas educativas. Esto quiere decir, según explica Valentín, que "más de la mitad de los niños no tienen escuela".

Aunque están acostumbrados a "vivir al día", la gente de Gambia es "muy amable y está siempre sonriendo"

En un principio, su intención es apostar por la "educación no directiva", un sistema que contempla al niño como el centro del aprendizaje y que consiste en ofrecerle las condiciones necesarias para que descubra el mundo según sus propias necesidades. Además de concebirlo como el método más fácil con el que arrancar, Valentín Iturralde lo mantiene como apuesta en base a las tendencias educativas que se dan ahora mismo en países como Suiza.


De oreja a oreja


Para llevar a cabo este proyecto, el vecino de Celanova cuenta con fondos propios y de algunos familiares afiliados a la oenegé con la que ampara el proyecto, "Huertos de Esperanza". Si bien se encuentra en proceso de búsqueda de empresas de material escolar que deseen colaborar con la causa, ahora mismo cuenta con las condiciones necesarias para poner en marcha el proyecto. Tendrá para ello unos buenos camaradas: los habitantes de Basori. Aunque de carácter impulsivo y acostumbrados a "vivir al día", son "gente muy amable, que está siempre sonriendo", relata Valentín.

De sus habituales estancias allí, destaca la tranquilidad de la zona. "Es un pueblo muy calmado", algo que llamó su atención desde el primer momento. Por eso, y por el cariño mostrado por los pequeños de Basori cada vez que los visita, es por lo que Valentín Iturralde se encuentra tan animado e ilusionado con el proyecto.

La geografía de Gambia es muy particular, circunscrita al río del mismo nombre y completamente rodeada por el francófono Senegal. "Por alguna razón a los ingleses les interesaba tener el río, así que fueron lanzando cañonazos a ambos lados para establecer las fronteras". Aunque ya no funcionan por tribus, sí mantienen las costumbres mandinga, wolof, fula y jola, con el inglés como idioma oficial.

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