Opinión

Cuadrilla de ovejas

En la era en la que se vaticina el empleo de drones para la chorrada más insospechada, también aparecen iniciativas que resultan prodigiosas por su sencillez. El grupo municipal Lugonovo ha propuesto un plan integral de pastoreo urbano para que ovejas y cabras se ocupen de limpiar la maleza de las fincas que se encuentran en estado de abandono, el parque empresarial de As Gándaras o los cinturones verdes que acompañan el curso de los ríos Miño y Rato. 

Y habrá algún listo que considere ridícula esta iniciativa que llevarán al próximo pleno del Concello de Lugo, pero más pasmo produce ver a un jardinero encaramado a una rotonda con un tractor cortacésped con tal de no agachar el lomo. Los argumentos blandidos por el edil Víctor Álvarez para defender la apuesta por "estas modernas biosegadoras" son irrebatibles: "Ovejas y cabras se desenvuelven con autonomía y soltura en los terrenos más inhóspitos sin necesidad de programarlas, completan el paisaje natural y de paso fertilizan". El pastor eléctrico para acotar su espacio de actuación lleva muchos años inventado.

Pero a veces se necesita un botón de encendido para conquistar al personal. El hombre que se encarga de la limpieza del inmueble recomendó a los vecinos que cuando se vayan de vacaciones no apaguen el wifi para no dar pistas a los cacos. Resulta que los ladrones hacen barridos para localizar las viviendas que en ese momento se encuentran vacías y poder perpetrar el robo sin sobresaltos. Y aunque el aviso que le sopló el hijo que trabaja de informático en una empresa que se dedica a la ciberseguridad está bien tirado, también sería conveniente que él no dejase los felpudos levantados después de pasar la fregona. Al menos hasta que lo haga un dron.

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