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Damajuana, donde la moda es sueño

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Un problema de salud obligó a la ourensana Eva Sabín a abandonar su trabajo como administrativa y guardar reposo. Lejos de mantenerse así, aprovechó el parón para hacer realidad su sueño con la apertura de Damajuana en el centro de la ciudad

¿Cuál es la historia tras el nacimiento de Damajuana y por qué ese nombre precisamente?

Siempre me apasionó el mundo de la moda y en un momento puntual, por razones de salud, tuve que permanecer un tiempo en reposo casi absoluto. Entonces, puse toda mi energía en consultar webs de moda, marcas, blogs... y casi sin darme cuenta, estaba embarcada en este proyecto. Barajé varios nombres y ninguno me convencía al 100% así que una amiga decidió “regalarme” un nombre que tenía ella reservado para algo especial. Me encantó, nos encantó y de hecho la decoración principal es de damajuanas de mi familia por todas partes.

Hace ahora un año que iniciaste esta aventura. echando la vista atrás, ¿cuál es el balance que haces como emprendedora?

Pues mentiría si dijese que fue todo rodado. Hay momentos complicados, difíciles. Todo lleva su tiempo y hacerse un hueco no es nada fácil. La primera campaña de invierno fue nefasta pero a partir de abril-mayo fue mejorando bastante. Ya contamos con una clientela, poco a poco nos van conociendo y aunque queda mucho camino para ser una referencia de moda en Ourense, sigo muy ilusionada con el proyecto.

Damajuana cuenta con opciones para el día a día, de fiesta y complementos. A la hora de seleccionar las prendas que formarán parte de tu catálogo, ¿qué criterio sigues?

Sobre todo busco prendas distintas y originales. Tampoco es fácil ya que cometes errores de principiante y cada día sigues apostando por marcas nuevas y sobre todo que encajen con el público. Principalmente apuesto por marcas españolas y europeas.

Tras estos meses de trabajo, ¿cuentas ya con un perfil de cliente detallado?

Son mujeres de entre los 25 y 30 años hasta 50-60 años. Tengo clientas de todas las edades y estilos. En general, son mujeres que se dejan asesorar y a las que les gusta vestir de manera exclusiva y original. Mujeres que se sienten Damajuanas, ¡un lujazo para mí!

¿Dirías que hay algo que distingue a los ourensanos en cuanto a su forma de vestir?

Afortunadamente cada vez se busca más la originalidad sin perder elegancia y comodidad, sobre todo. Pero sigo pensando en que aún queda mucho por hacer para no sentir que tenemos clones por todas partes.

La distribución y decoración de Damajuana no responde al estilo de tienda sin más. ¿Qué concepto o filosofía se esconde detrás de estas elecciones de diseño interior?

Sobre todo, la intención es que el cliente se sienta como si estuviese en el vestidor de su casa. Tenemos un “saloncito” que sigue resultando de los más acogedor para clientes y, sobre todo, para sus acompañantes. Intentamos conjugar el bienestar de una casa con un showroom de lo más amplio y exclusivo.

Además del punto de venta físico, Damajuana también apuesta por el comercio online. ¿Se torna un requisito imprescindible hoy en día?

Imprescindible y necesario a la vez. Es una forma de abrir mercado, aunque estamos en pleno proceso de iniciación en este sentido y seguimos alerta por las posibles nuevas necesidades de nuestra clientela de venta online.

Dices que eres amante del mundo de la moda desde hace años. ¿cómo ves el panorama hoy en día? ¿Ha cambiado en los últimos tiempos?

¡Creo que ha cambiado muchísimo! Considero que antes era más fácil para una familia poder vivir durante toda la vida de un negocio de estas características. Hoy en día, tenemos pocas ayudas, muchos deberes que cumplir y pocos derechos. Concretamente el tema de la moda también cambió mucho, a veces para mejor, ya que tienes muchas más opciones de negocio, pero también es una lucha continua con estereotipos muy marcados.

¿Qué consejo estilístico daría a cualquiera para asegurarse de no fallar nunca?

Lo más importante es dejarte llevar por tus instintos y sensaciones a la hora de cubrirte con una prenda. En esto, como en tantas otras cosas, el corazón no falla. Arriesgarse pero sin dejar de ser uno mismo.

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