EN CELANOVA - AUDIOVISUAL

De rodaje en tierra de poetas

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photo_camera Vecinos amontonados en la puerta del mercado para asistir en primera fila al rodaje en la plaza de As Pitas.

En la cola del supermercado, en la pastelería o haciendo tiempo sentados en un bar del espolón. El equipo de "Elisa y Marcela" ha desembarcado ya en Celanova para hacer de sus calles y plazas un plató de ficción.

El mundo del cine ha conquistado la villa de San Rosendo. No importa el cierre de calles o negocios, la prohibición de estacionamientos, los "silencios" a golpe de claqueta, ni tan siquiera las dos noches que los residentes de la calle San Roque han tenido que estar a media luz por exigencias del guión. La posibilidad de colaborar en una superproducción con Isabel Coixet a la cabeza, merece la pena.

Y eso que todo han sido incertidumbres, retrasos y cambios, muchos, de última hora. Es el ritmo frenético que caracteriza al sector audiovisual y que contrasta con la tranquilidad de una villa que vive al compás que marcan las horas de la Torre das Campás. "Son muy agradables", confesaban dos comerciantes de la calle San Roque que asistían en primera fila al rodaje de algunas escenas de "Elisa y Marcela".

La historia de amor que superó todas las barreras y convenciones en la Coruña de principios de siglo pasado, dejará huella también entre los "extras" locales que a primera hora de la tarde paseaban, sombrilla en mano, por la Plaza Maior celanovesa colándose entre planos de Natalia Molina y Greta Fernández, las dos protagonistas de la trama. Un elenco del que también forman parte reconocidos ourensanos como Maribel Outeiriño y Manuel Outumuro.

La grabación, que produce Zenit Tv conjuntamente con Rodar y Rodar y Lanube Películas y que se estrenará en 2019 a través de la plataforma de internet Netflix en más de 190 países, continuará durante la semana próxima en interiores del cenobio celanovés.

Al final no habrá tierra cubriendo las bellas y pétreas calles del casco urbano como se había barajado inicialmente, el encuadre de cámara y alguna pincelada de pintura se encargaran de tapar las líneas amarillas y demás símbolos del siglo XXI, pero la huella que deja el rodaje de "Elisa y Marcela" en las calles locales quedará para la historia de esta villa literaria donde, poco a poco, el audiovisual va ganando terreno.

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