GASTRONOMÍA

La dieta troglodita, ¿es tan buena?

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consiste en una alimentación similar a la que teníamos los humanos y nuestros ancestros cuando todavía éramos cazadores y recolectores.

Hace ya más de cuarenta años que  Walter Voegtlin comenzó a desgranar los primeros esbozos de lo que hoy se conoce como la “dieta paleolítica” y que, en resumen consiste en una alimentación similar a la que teníamos los humanos y nuestros ancestros cuando todavía éramos cazadores y recolectores. En los últimos años se ha encendido la polémica entre quienes la defienden y quienes sostienen que no están demostrados los beneficios que se le atribuyen.  Para los primeros, el argumento se basa en que el gran castigo de la revolución neolítica, desde el punto de vista alimenticio fue la incorporación de forma masiva de los hidratos de carbono, el trigo y el resto de los cereales y en general los alimentos procesados. Frente a esta aportación de la agricultura y la civilización a nuestra dieta, consideran que un menú más primitivo, a base de carnes, pescado, marisco y frutos recolectados nos ahorraría muchos disgustos, sobre todo en el aparato digestivo. Los que la denostan, recuerdan que nuestros antepasados no pasaban de los treinta años y que hemos ido evolucionando al igual que nuestra alimentación y atribuyen todos los males, no a las dietas contemporáneas, entre las que se encuentra la mediterránea, sino a las enfermedades de la abundancia y la riqueza.

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