Opinión

Ellas crean

Una de las frases hechas más repetidas para explicar la ausencia de mujeres en determinados eventos, instituciones o actividades de toda índole es: “es que no hay”.

También en el mundo artístico y cultural esa frase es muy conocida. Tras ella se ampara el hecho de que no haya mujeres en ciertos jurados encargados de otorgar premios, en comisiones de valoración de toda clase de ayudas o subvenciones (ya sabemos que nuestra cultura vive, en gran medida, gracias a ayudas públicas) o en foros de toda índole donde a menudo brillamos por la ausencia.

Pero, como sabiamente dice el refranero popular gallego, habelas hailas, sólo es necesario querer verlas.

Estos días de marzo, mes dedicado a la mujer, tiene lugar en Madrid el festival Ellas Crean. Un evento que reúne desde hace ya más de una década al talento artístico femenino en toda su diversidad. Teatro, danza, música, cine, pintura, fotografía… En torno al arte se dan cita más de 100 creadoras de hoy que representan el latir del corazón de la cultura con sello femenino.

El 8 de marzo escuché a un reputado periodista a quien tengo admiración y respeto preguntarse si era necesario un día para la mujer trabajadora, cuando ya teníamos nuestro día, era el 1 de mayo. La respuesta es simple: mientras no estemos equiparadas y reconocidas al igual que el hombre, es necesario. Más aún, es imprescindible. Porque la igualdad en oportunidades, la paridad en la toma de decisiones, el reconocimiento al trabajo y a la creatividad en todos los ámbitos están a años luz del que alcanzan los varones. No hace falta más que preguntárselo a las pocas directoras que pueden hacer cine, a las deportistas que no llegan a las portadas de los diarios, a las contadas músicas que pueden soñar con dirigir una orquesta.

Ellas Crean es necesario porque nos confirma lo que ya sabemos pero nos empecinamos en no reconocer o no valorar: hay mujeres. Y además de haberlas están marcando los tiempos de hoy con creatividad, con ideas, con talento. No reconocerlo, no darle visibilidad es ignorar de manera deliberada el trabajo de la mitad de nuestro capital humano. Es volver al oscurantismo del menosprecio camuflado con el discurso de los “anti-cuotas”. Me apena pensar que aún a día de hoy se ponga en duda que son necesarios recursos específicos para forzar la máquina de la igualdad. De lo contrario todo lo andado no habrá valido para nada, estaremos dando vueltas en el mismo punto, sin avanzar un ápice.

Este encuentro se lleva a cabo en Madrid pero deberíamos tomar ejemplo. Galicia cuenta de sobra con energía creativa femenina capaz de generar un evento de esta naturaleza. No nos quedemos en la simple constatación de “habelas hailas”, ahora es necesario poner caras y nombres a todas ellas, para que las que vienen sepan que una parte del camino ya está andado.

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