Opinión

Entrañables de Auria II

La lista de entrañables de Auria, es larga pero resulta complicado en la mayoría de los casos, aportar algún dato más, aparte del nombre, incluso en ocasiones únicamente es un mote.

En ese caso se encuentran estos dos personajes que en el primer cuarto del siglo XX, circulaban de manera habitual por las calles de los vinos Ourensanos, (en aquellos tiempos calle Gloria -Arcedianos-, Cervantes, San Fernando -Hermanos Villar- San Miguel), ellos amenizaban las tardes con sus más o menos afinados trinos. Conociendo la picaresca de estos personajes, seguramente los trinos se convirtieran en berridos cuando la sed apretara, a fin de que algún parroquiano pagara "unha cunca de viño pra que calaran".


Os Pándegos

Fotografía propiedad familia Noguerol

Por desgracia aparte de sus habilidades musicales, no puedo facilitar más datos sobre ellos, ya que para liar aun más el tema, a lo largo de la historia local hubo al menos otra pareja con el mismo “nombre artístico”, eso si en lugar de violín, los otros empleaban una pandereta.


Don Manuel el de los Diablillos

Fotografía de la colección de Tito Bustillo

Uno de los entrañables de la ciudad más recordado, era Don Manuel, (Juan Manuel de nombre y por deseo personal Manuel II en honor al último rey de Portugal). Cuentan que había trabajado en una oficina y en sus últimos tiempos de actividad laboral, se ocupaba del cobro de recibos para varias empresas. Quizás el andar detrás de morosos y sentirse esquivado fuera el motivo de que comenzara a sentir presencias extrañas en su entorno y motivado por un legitimo instinto de protección busco remedio a sus males. O tal vez comenzó con anterioridad su manía de dar sablazos al aire y caminar por la calle con una interminable letanía en sus labios…../ Rosquillas de Ribadavia----Melindres de Allariz----Coliflor de la más cara/. (También se especula con la idea de que tras ser engañado y perder la propiedad de una buena finca en el Couto comenzaron sus desvaríos.)

La alameda, plaza mayor y Posío eran sus territorios de batalla, en ellos tenía frecuentes enfrentamientos con los diablillos a los que con gestos ostentosos amenazaba y conjuraba luchando por su exterminio. (Eso según parece es lo que pasaba por su “perjudicada mente”); la realidad era más triste aunque había quien le sacaba la vis cómica: normalmente un grupo de mozalbetes entre tres o cuatro sujetaban a un “primo” y lo llevaban a presencia de don Manuel, este con su juego de manos ensayado terminaba arreando un buen bofetón al chaval, para terminar de sacarle los diablillos del cuerpo.

Su mayor temor era la pérfida “negra”, ella era la “jefa” de los diablillos, nunca daba la cara, y a traición zancadilleaba y empujaba a don Manuel; (esta era otra de las diversiones de aquellos crueles jovenzuelos, que se cruzaban apuestas a ver quién era capaz de quitar el sombrero de la cabeza de don Manuel sin que este lo descubriera.

Triculistrís- Triculistrás. ¡Por ahí mal vas!

O Labandeira

Fotografía propiedad de de Avelino Vázquez Vázquez

La calle doctor Fleming tuvo su gran momento de esplendor, cuando la mayoría de empresas de viajeros por carretera Cartelle, Castromil, La Directa, Gómez, Barreiros, Unión, Villalón etc., tenían en ella sus administraciones, (al inaugurar la estación de autobuses desaparecieron las ultimas).

Llevar un bulto al autocar, acompañar al paisano con su carga a la administración hacer recados de última hora para las empresas, esas eran parte de sus ocupaciones y el siempre estaba dispuesto; un “duro” no tenia, pero amigos que lo convidasen al bocadillo, a fumar y a “tomar algo”, los tenia por toda la ciudad.

Dejo de vérsele allá por el 78, posiblemente porque su salud ya no era tan buena que su pesado trabajo requería y el bajón de actividad de la calle , hizo que su familia lo convenciera de que se “jubilase”, se dice incluso que un pariente lo llevo a las Américas, no lo sé.

Lo único que he conseguido averiguar, es que según parece procedía del a zona de Santa Cruz, pero qué más da. Hoy es posible que por el tiempo transcurrido ya falleciera, sin embargo en la ciudad aun hay gente que lo recuerda con afecto, seguramente no era el mejor ejemplo de vida a imitar, pero lo que sí se puede decir, es que era: Un Buen Tipo.


Gracias a mi amigo Amador Rego, Antonio Cid Miranda a Tito Bustillo y Avelino Vázquez por los datos y fotos facilitados en su día, y a doña Mercedes Noguerol por su amabilidad.

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