La eurofobia del UKIP ya tiene nuevo líder

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photo_camera - El dirigente en funciones del Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), Nigel Farage (d), felicita a Paul Nuttall tras ser elegido nuevo líder de la formación. (ARRIZABALAGA)

 Paul Nuttall, elegido hoy nuevo líder del eurófobo Partido para la Independencia del Reino Unido (UKIP), abogó por "unir" a su maltrecha formación y presionar al Gobierno conservador para que opte por "un auténtico brexit"

 Paul Nuttall, elegido hoy nuevo líder del eurófobo Partido para la Independencia del Reino Unido (UKIP), abogó por "unir" a su maltrecha formación y presionar al Gobierno conservador para que opte por "un auténtico brexit".

El que fue número dos de UKIP desde 2010 hasta el pasado septiembre y dirigente del UKIP en el Parlamento Europeo se impuso en las primarias de la formación con un 62,6 % de los votos, a la exportavoz de Bienestar Suzanne Evans, que quedó segunda, y al antiguo soldado John Rees-Evans.

Nuttall, de 39 años, ocupará la vacante dejada por Diane James, quien dimitió inesperadamente el pasado mes tras haber permanecido apenas 18 días en el puesto, alegando motivos "personales y profesionales" y dejando desde entonces al polémico Nigel Farage como líder en funciones.

"Ahora, más que nunca, este país necesita un UKIP fuerte", afirmó hoy Nuttall en su primer discurso como nuevo dirigente, en un acto en el que prometió que su partido se asegurará de que el Ejecutivo tory de Theresa May obtenga en sus negociaciones con Bruselas un "verdadero brexit" o salida del país de la Unión Europea (UE).

Natural de la localidad de Bootle, en el condado inglés de Merseyside (al norte del país), Nuttall ha sido miembro del Parlamento Europeo por la circunscripción de North West England desde 2009 y también ha desempeñado la función de presidente del partido.

Durante su intervención, el joven político, que trabajó en el pasado como profesor de Historia, sostuvo que buscará arrebatar votos al Partido Laborista, principal oposición del Ejecutivo.

Argumentó que la formación que lidera el izquierdista Jeremy Corbyn está más interesada en asuntos como el cambio climático o el comercio justo en lugar de centrarse en "los que interesan a los trabajadores, como son la inmigración o la movilidad social".

"Quiero reemplazar al Partido Laborista y dar al UKIP la voz de la Gran Bretaña patriótica", reveló Nuttall, al tiempo que apeló a la "unidad" entre los miembros de su grupo político.

Previamente, Nigel Farage se dirigió a los congregados para enfatizar el "papel absolutamente vital" que desempeñó su partido en la campaña previa al histórico referendo europeo del pasado 23 de junio.

En su discurso, el político consideró que los logros del UKIP han contribuido, entre otras cosas, a allanar el camino al presidente electo de EEUU, el republicano Donald Trump, y son una "inspiración" para otros grupos políticos europeos que aspiran también a abandonar el bloque comunitario.

"En este año 2016 sorprendente, transformador y en muchos aspectos revolucionario, es el `brexit` el que directamente ha derivado en la derrota de la clase dirigente el 8 de noviembre y en que Donald Trump esté a punto de asumir la presidencia", afirmó.

Farage, que viajará esta misma semana a Estados Unidos aunque "solo como turista", anticipó para el futuro nuevas victorias de movimientos antieuropeos en el continente, al nombrar el referendo constitucional que celebrará Italia el próximo 4 de diciembre o las siguientes elecciones presidenciales de Austria.

Con su discurso marcadamente contrario a la inmigración, el UKIP sumó en las elecciones generales de 2015 más de 3,8 millones de votos, una cantidad de electores similar a la del Partido Liberal Demócrata y el Partido Nacionalista Escocés (SNP) sumados, aunque debido a la ley electoral se quedó con tan solo dos escaños.

Los últimos meses el UKIP se ha enfrentado a varios obstáculos y divisiones internas, como la renuncia inesperada el pasado 5 de octubre de Diane James, lamentando que sus compañeros de partido no le otorgaran la suficiente "autoridad" para introducir los cambios por los que apostaba.

La guerra por hacerse con el liderazgo llegó a las manos y copó las portadas de la prensa británica poco después de esa renuncia, cuando el eurodiputado Steven Woolfe, que se perfilaba para dirigir el partido, fue hospitalizado tras protagonizar supuestamente una pelea con un compañero en el Parlamento Europeo.

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