FÚTBOL JUVENIL

La fe decide un derbi de infarto

OIRA, OURENSE 3/2/2018, Futbol Pabellon Ourense, foto Gonzalo Belay
photo_camera La puesta en escena dejó a un Ourense CF voluntarioso y a un Pabellón que, poco a poco, empezó a jugar en campo contrario.

El Ourense CF, que jugó en inferioridad 60 minutos, remontó un duelo de alta tensión ante un Pabellón sin confianza que sigue complicándose la vida

Las dinámicas dicen mucho en el fútbol. El Ourense CF es colista, tiene complicada la permanencia pero, en las últimas semanas, su mejoría es evidente. Al Pabellón le pasa lo contrario. Llamado a cotas más altas se está metiendo en terrenos peligrosos. Está metido ya. Y no parece saber cómo salir. Ambas trayectorias se unieron en Oira en un derbi de alta tensión donde los pontinos creyeron y remontaron en inferioridad numérica para dejar los puntos en casa tras el 2-1 final.

La puesta en escena dejó a un Ourense CF voluntarioso y a un Pabellón que, poco a poco, empezó a jugar en campo contrario. Los minutos de tanteo se acabaron de golpe. El blanquiverde Raúl se internó por la derecha y su servicio lo remató a placer Isma en el segundo palo. Cero a uno. La lógica clasificatoria se imponía.

Todo, bajo un clima de demasiada tensión. En el césped y la grada (por parte de jóvenes y no tan jóvenes). Las tarjetas amarillas comenzaron a caer del lado pontino. El colegiado, sobrepasado, empleó la receta de la amonestación para que no se le fuera el partido de las manos. Error. El más perjudicado, Lucas. Dos cartulinas casi consecutivas y el Ourense CF se quedaba con uno menos con media hora por jugar.

El golpe pareció espolear a los locales, que se asomaron al área contraria. El Pabellón intentaba controlar lo incontrolable. Buscó el segundo tanto y tuvo opciones para ello, profundizando por la banda derecha. Pero o faltó remate o pecaron de lentitud en las botas de Isma y Villar. 

Cambio de rumbo

El descanso pareció apaciguar los ánimos. Demasiado para los visitantes. El Ourense CF creía. El Pabellón dudaba. Las tornas cambiaron. Y más cuando, en el minuto 56, un balón medido desde la derecha le cae a Brais que conecta un gran remate para superar a David. Empate. El "hombre gol" pontino dejaba su huella. El propio Brais rozó el tanto segundos después con un disparo lejano que pasó rozando el larguero. Nada que ver con el primer tiempo.

El Pabellón se exigía reaccionar. Pero la teoría es una cosa y la práctica otra distinta. Faltaba la alegría. Ya no hacían daño y, cuando llegaban a zona de peligro, pagaban las imprecisiones. Enfrente, una escuadra pontina renacida que supo sacar provecho del balón parado. Brais centró desde la izquierda y Héctor remató para poner el 2-1 y culminar la remontada. La alegría cambiaba de bando.

Con veinte minutos por delante, el Pabellón quemó sus naves. Hombres de refresco al campo y la idea de, al menos, sacar un punto. Ferreiro la tuvo, también Rodrigo en la última acción del partido cuando su rival ya estaba con nueve jugadores. Nada. El derbi ya era del Ourense CF. Motivos para creer en un bando (con toques de milagro) y preocupación en el otro. Mucha preocupación.

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