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Franciscanos 1238-...

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Durante el gobierno del obispo don Lorenzo (1218-1248), piden autorización los frailes menores para instalarse en la ciudad

Durante el gobierno del obispo don Lorenzo (1218-1248), piden autorización los frailes menores para instalarse en la ciudad. En aquellos años toda colaboración de gente con devoción y formación, por pequeña que esta fuera, era bienvenida y el obispo se la concede. Aun conociendo el dato de su llegada, ésta continúa siendo una incógnita, ¿dónde se instalaron en aquellos primeros años? Las necesidades sanitarias indican que muy probablemente se les encargara dar asistencia al pequeño hospitalillo que desde 1227 existía en Corredia o Corredoira (Santo Domingo) y quizás ese sea el motivo de que se les ubique en aquellos primeros años en esa zona. Afirmaba Manuel Murguía que habían tenido los Franciscanos convento al lado de la casa de la Misa de Alba, en el edificio que había sido residencia del conde de Taboada, pero Calonge niega la existencia de un convento en el hospitalillo. (Para situaros, hoy sería la esquina de Cardenal Quiroga con Santo Domingo, frente a la Residencia Universitaria Santamarina.) Podrían tener razón los dos, ya que dar asistencia al hospital no significa tener convento.

Existe otra teoría, que afirma que se instalaron en la plaza de la Leña (hoy Saco y Arce-Manuel Sueiro), probablemente pensando en la cercanía del hospital de peregrinos de la Trinidad, pero de ese hospital no se conoce su existencia hasta el siglo XV.

El primer dato cierto de su residencia nos lleva al 1250-51, año en que sabemos que el obispo Juan Díaz de Solís les hace donación de la casa que había sido del deán Don Alonso en la plazuela del Corregidor. Es ahí donde años después (1255), con la ayuda de toda la ciudadanía, edifican su primera iglesia. 

Fueron años de tranquilidad para la orden, en los que continuaron granjeándose las simpatías de los ourensanos e incluso consiguieron ampliar su residencia, añadiéndole el edificio que más tarde sería casa del corregidor (1280). La relación con el obispado era de perfecta sintonía, pero por desgracia eso iba a cambiar con la llegada al gobierno episcopal de Don Pedro Yáñez de Novoa. Es en una fecha incierta, entre julio de 1292 y mayo de 1296 (según datos del Padre Calonge), cuando un “dependiente” de los frailes, en medio de una discusión, da muerte a un sobrino del obispo, desembocando los hechos en la masacre e incendio del convento. La tragedia dio paso a los pleitos, y en estos intervinieron desde el papa Bonifacio VIII al rey Fernando IV. El resultado final fue la condena al obispo y varios de sus parientes a construir un nuevo convento para la orden. 

El largo y farragoso litigio es el culpable de que no se conozca con exactitud la fecha de inicio de las obras del nuevo convento de Montealegre (uno de los autores que estudiaron el tema denomina el lugar como: Tendal do Marchadoiro da Talaya; hoy sería el Campo de Aragón), aunque se da por válido el año 1311. Durante ese tiempo, los frailes que se salvaron de la masacre se cree que obtuvieron refugio en la cercana villa de Allariz. Fueron más de veinte años de obras a los que siguieron aproximadamente  cinco siglos de esplendor, durante los cuales la orden se integró totalmente en la ciudad.

Llegamos así a otro momento crítico, primer tercio del XIX,  1836. El Gobierno necesita dinero y decide hacerse con propiedades de las órdenes religiosas (evidentemente esta es una manera excesivamente simple de decirlo, pero creo que válida para entendernos). Con esa excusa los Franciscanos son despojados de su convento, que como todos sabemos pasa a ser propiedad del Ministerio de la Guerra, instalándose en él las unidades del Ejército que pasaron por nuestra ciudad.

La generosidad de la ciudadanía hizo posible que algunos miembros de la orden pudieran quedarse en la ciudad, y tiempo después volvieron a hacerse cargo del cuidado de la capilla de Montealegre. Al mismo tiempo, en 1883, otra comunidad franciscana se instala en la zona de Vistahermosa de Ervedelo. Allí, hacia 1868, el comerciante Fernando Pérez Bobo había mandado construir la capilla de Nuestra Señora de la Misericordia, que al andar de los años se convirtió en colegio, granja y lugar de retiro. En 1916 se fusionan las dos congregaciones y finalmente hacia 1920 comienzan a planificarse las acciones necesarias para trasladar la iglesia de Montealegre al entonces Campo de la Feria (hoy Parque de San Lázaro) y construir a su lado la residencia que aún habitan. Remataron las obras en mayo del 1929 y desde entonces la orden permanece estable y de nuevo se ha ganado las simpatías del pueblo de Ourense.

Es más que probable que el Reverendo Padre Calonge, en sus estudios sobre los Franciscanos en Ourense, considerase el convento de Vistajermosa ajeno a la ciudad.
Para ampliar datos: Doroteo Calonge, "Los tres conventos de San Francisco" (Imprenta Hodire, Osera 1949) y los boletines de la Comisión Provincial de Monumentos.

Mi agradecimiento a Emilio Díaz por facilitarme datos imprescindibles para este artículo.

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