LA EXPERTA HABLA

El futuro de la escuela y la escuela del futuro

Los alumnos atienden en clase.
photo_camera Los alumnos atienden en clase.

En los últimos años, la evolución digital ha originado cambios permanentes en la sociedad

La escuela de 2019 poco tiene que ver con la escuela de 1999 y mucho menos con la escuela de hace 40 años. La tiza, la pizarra y el libro de texto se están viendo complementados, y en algunos casos sustituidos, por el aporte de ordenadores con internet, encerados interactivos, herramientas como robots e impresoras 3D que fomentan el desarrollo de diversas habilidades para el siglo XXI, es lo que salta a la vista y atraen la atención de muchos, pero lo que realmente importa es el trabajopedagógico del profesorado que tiene que haber detrás, para que las herramientas den resultados en el proceso de aprendizaje.

En los últimos años, la evolución digital ha originado cambios permanentes en nuestras sociedades, influyendo en nuestra vida cotidiana y en los diferentes sectores de actividad económica y social. Nos encontramos en un punto de agitación del sector educativo. Muchas propuestas de cambio encima de la mesa, una importante atención mediática, y también un interés creciente de las familias y otros agentes relacionados. Obviamente, no todas las escuelas están situadas en el mismo punto de cambio. Hay escuelas más o menos innovadoras, sin lugar a dudas, dependen de la localización de ellas. Para ello, hay que diferenciar entre el deseo de cambio y las posibilidades de cambio y hacer frente a ciertos retos.

- La necesidad de proporcionar formación de calidad a los profesores para que puedan aprovechar los recursos tecnológicos e incorporarlos en sus clases.

- La importancia de que el centro educativo cuente con una conexión a internet lo suficientemente buena para poder ser usada por múltiples equipos y dispositivos al mismo tiempo. Así evitaremos la frustración y las clases podrán ser ágiles y efectivas.

-Es probable que nos encontremos con algunas resistencias al cambio, sobre todo desde sectores más conservadores o menos familiarizados con las nuevas tecnologías dentro del personal del centro o entre los padres de los alumnos.

- Al introducir la tecnología en las aulas se hace necesario un cambio de paradigma, en los contenidos programados y en los sistemas de evaluación, ya que será necesario adaptarlos a la nueva realidad.

En el sector educativo, la sociedad mide el éxito o fracaso por el “aprobado” o “suspenso”. Si tu hija aprueba todo ha ido bien, si tu hijo suspende todo va mal.

Además, se tiene la creencia que suspender y aprobar depende principalmente del alumnado. Frente a los alumnos del siglo XXI necesariamente se deben desarrollar nuevas estrategias de enseñanza, que motiven a los estudiantes a aprender, les expongan de manera distinta los contenidos necesarios y una correcta utilización de las nuevas tecnologías. Sobre todo, de cara a poder cambiar la pedagogía para que nuestros hijos aprendan a aprender. Ya que las previsiones del Foro Económico Mundial exponen que en el año 2030 el 50% de los lugares de trabajo todavía no los conozcamos, por este motivo es esencial preparar a los jóvenes con las habilidades necesarias para adaptarse a estos cambios.

La creatividad y la innovación están tomando mucho protagonismo en la sociedad, un papel que adquiere un rol decisivo debido a su capacidad de impacto. Para ello, tanto profesorado como alumnos y padres tenemos que:

- Ser abiertos y receptivos a perspectivas nuevas y diversas, es incorporar a la sociedad educativa aportaciones y comentarios al trabajo, el pensamiento crítico. 

-Ver el fracaso como una oportunidad para aprender.

- Entender que la creatividad y la innovación, es un recorrido a largo plazo, un proceso cíclico de errores frecuentes y de pequeños éxitos.

Los títulos y grados académicos no serán la diferencia, esta diferencia estará dada por las habilidades que cada persona haya logrado desarrollar, entre ellas, aparte de las mencionadas, está el manejo de la tecnología… pero con el sello humano. Tecnología y habilidades serán el binomio que permitirán a nuestros estudiantes ser exitosos en el futuro cercano: 2030.

La innovación no es el objetivo en sí misma, es un medio para un fin: la construcción de una sociedad mejor, debemos derribar el mito de que los jóvenes, por haber nacido con tecnología, son competentes en su uso. Hay que enseñarles, por ello, no creo que las nuevas tecnologías deban temerse o demonizarse. Sí debe preocuparnos cuál es el uso que se hace ellas y ver si su introducción en el aula persigue objetivos pedagógicos o solo se utilizan para sustituir el libro de texto y hacer exactamente lo mismo que se hacía con él pero a través de una pantalla divertida o atractiva. La tecnología vende, es sexy, y debemos procurar que su uso en el ámbito escolar no responda únicamente a un interés comercial. Por ello, la sociedad puede hacer mucho para mejorar el sector educativo, basta con que se escandalice por la ausencia de políticas y protocolos para medir la innovación, incorporarla en las instituciones educativas y mejorar el servicio formativo.

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