Opinión

Guateque en la residencia

Cuando era un chaval lo encerraron en un internado con el propósito de que su futuro fuese mejor que el de sus padres. Con nietos ya talludos y más pasado que camino por recorrer, no le queda más remedio que enclaustrarse voluntariamente en una residencia porque no le gusta dar la chapa a los hijos y mucho menos que se la den a él. Pero así es el ciclo de la vida: te cuidan, cuidas y necesitas que te vuelvan a cuidar. "Mira si te quiero bien, que prefiero ir a tu entierro antes de que vengas tú al mío para evitarte sufrimientos", bromeaba con su mujer cuando la vejez parecía una etapa muy lejana y soñaba con un retiro en pareja. Pero las estadísticas han sido crueles con José. Él no la ha diñado a los 79,5 años, como tendría que ocurrir si cumpliese con la esperanza de vida de lo gallegos estimada por Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y Rosario no ha llegado a los 85,6 años que viven de media las gallegas. Las ourensanas son todavía más longevas (86,5 años) sin que se pueda achacar su capacidad de resistencia al licor café. Todavía. 

Con una buena jubilación y colchón patrimonial para vivir donde le salga de un pie, José lleva unos meses buscando una residencia, pero después de cada visita regresa al abrevadero quejándose por la manía de esconder a los viejos. Las residencias que le gustan están en las afueras de la ciudad y él tampoco parece muy dispuesto a salir del centro de A Coruña.

Si tuviese quince años menos y tras muchas décadas dedicándose a la construcción, seguramente José se pondría al frente de un proyecto de viviendas colectivas para la tercera edad, siguiendo la proposición no de ley que el PSdeG presentó el jueves para que la Xunta apueste por el modelo conocido como 'cohousing' que pemitiría afrontar la soledad y el aislamiento de las personas mayores, además de adelantarse al problema de una población cada vez más envejecida. El 'cohousing' nació en Europa como solución de vivienda para los jóvenes y se ha extendido como fórmula para envejecer rodeado de colegas. La idea es maravillosa, al menos sobre el papel. Un grupo de amigos montan una cooperativa para compartir los servicios (médico, limpieza, alimentación, ocio...) y al acabar el guateque todos se marchan con sus manías a su casa. 

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