Opinión

¿Habrá brexit?

El gobierno británico ha puesto fecha al inicio del brexit: el 29 de marzo. Theresa  May quiere enviar a Bruselas  su intención de seguir adelante con el desenganche, pero también se la quiere enviar a los británicos –millones- que se mueven para impedir la salida de la UE.  

Que el proceso se haya puesto en marcha no significa que el brexit se vaya a producir, y aunque Theresa May muestra el ímpetu propio de los conversos –hizo  campaña en contra-, la reacción civil más los escollos que se deben resolver no ofrecen ninguna garantía. 

Es más, hay personalidades en Bruselas que  no ocultan su escepticismo respecto a la aventura del Brexit.

Cada una de las normas y leyes europeas deben ser debatidas y aprobadas por el parlamento británico. En muchos casos, la aprobación no ofrece excesivas dificultades, pero cuando se trate de leyes que afectan directamente a la actual forma de vida de los británicos, a los derechos sociales de los que disfrutan en los países de la UE, o a su bolsillo, habrá que ver si se consigue  la mayoría suficiente, a sabiendas de cómo perjudican los intereses de millones de británicos. Y son varios centenares las normas y leyes que deben ser derogadas.  Independientemente de los problemas de la City o del fin de la libre circulación de personas y de mercancías, palabras como servicios médicos, acuerdos entre países europeos sobre cobro de pensiones y pago de impuestos, o el mantenimiento de los puestos de trabajo en países de la UE, es algo que entienden muy bien los británicos. Incluso muchos que votaron a favor del brexit y hoy gritan, indignados, porque sienten que en la campaña electoral sobre el referéndum fueron engañados sobre el alcance de la medida.

Días después de su toma de posesión como ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido recibió la llamada de su colega británica. Le decía que, por encima de todo, debía continuar la colaboración entre los dos gobiernos en materias especialmente delicadas: la lucha contra el terrorismo yihadista, el control sobre los movimientos de capitales, las operaciones financieras que  determinados bufetes poco rigurosos con la ley pretenden realizar desde Gibraltar, o  la lucha contra las mafias en la Costa del Sol; residencia,  junto a la costa de Levante, de centenares de miles de británicos.

El referéndum lo ganó el brexit amenazando con la llegada masiva de refugiados desde el otro lado del Canal de la Mancha.

A la hora de la verdad, muchos de los votantes claman por una nueva oportunidad para cambiar su papeleta. 

Bruselas ha advertido que el proceso es ya irreversible, pero nadie acepta apostar a que el proceso pueda llegar a buen puerto. Entre otras razones, porque igual que Theresa May se siente concernida por el resultado del referéndum, puede llegar otro primer ministro enarbolando la bandera de paralizar el proceso. Así que el brexit puede llegar producirse… o no. Aunque haya fecha marcada para el inicio.

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