OURENSE NO TEMPO

Las inocentadas de Pacheco

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photo_camera Inocentada del año 72, de Augusto "Pacheco". (Museo Etnolóxico de Ribadavia)

En estos tiempos de la imagen digital y el photoshop, podríamos decir que nada es imposible. Lo que no existe, lo creamos con dos clics de ratón.

Sin embargo, los de mi generación y su entorno, “disfrutamos” (las comillas son porque cada uno contará la batalla como le haya ido) de lo que yo llamo la transición tecnológica, viviendo los primeros montajes fotográficos con naturalidad. Era Augusto Guedes “Pacheco”, el encargado cada 28 de diciembre de intentar sorprender a los ourensanos con una más o menos trabajada inocentada que el diario La Región disimulaba entre sus páginas.

No se puede decir que fuera un trabajo fino, Augusto no pretendía engañar a nadie, de hecho lo sorprendente era que aún fueran muchos los despistados que sin preocuparse de que se celebraba el día de Santos Inocentes, dieran crédito a aquellas siempre “reales” fotografías.

En la colección de inocentadas que atesora el Museo Etnolóxico de Ribadavia, el primer trabajo que figura es el correspondiente al año 48, “en que los defectos del material dieron lugar a lo que pudo haber sido una tremenda catástrofe: el 28 de diciembre del 1948, la estructura metálica del puente nuevo se vino abajo”. En la imagen se podía ver el estado en que quedo la infraestructura; afortunadamente no hubo que lamentar víctimas personales. En esta ocasión y teniendo en cuenta los medios con los que contaba Augusto, hemos de admitir que se trataba de un excelente trabajo de montaje, dos fotografías, unas tijeras y unos pinceles para retocar el negativo fue todo lo que necesitó.

Los puentes fueron uno de los temas preferidos para sus inocentadas, y de una manera u otra los hacía protagonistas; en ocasiones teniendo una base real para su historia, que conseguían mas sorpresa entre los lectores. Es el caso del derrumbe del arco central del puente viejo en el 66, coincidiendo con que la riada de ese mismo año realmente había causado graves daños a ese arco. Menos creíble, pero también espectacular, fue la visita que Godzilla hizo a nuestra Auria en el 72. El viaducto también resulto dañado seriamente en la riada del 59, y el puente novísimo, ya en su nacimiento, fue objeto de los montajes de Augusto. En 1962, ahí pudimos ver fruto de su fotografía cómo eran paquidermos, y no grúas, los que se encargaban de los trabajos pesados de construcción, para años después (1970) ser escenario de un tremendo accidente sin víctimas.

Con el tema accidentes también jugó el maestro Pacheco en varias ocasiones, y desde el espectacular descarrilamiento ocurrido en la estación Empalme el año 55, recordemos que un cercanías sin frenos atravesó el vestíbulo de la estación yendo a parar a la explanada. Pasando por el choque en cadena de varios coches y un camión en lo que hoy es plaza de San Rosendo (1960), o el terrible impacto de un Boeing 727 contra la plaza de abastos (1953), hasta la mala racha de accidentes sufridos por los autobuses municipales, que en una ocasión impactaron contra la cafetería del Hotel Roma en Progreso (1950) y años mas tarde (1957) contra la farmacia Bouzo.

Otro de los temas que llamaron la atención de Augusto, fue el de la invasión de extraterrestres, y así fue como en el año 56 tuvo la fortuna de fotografiar un escuadrón de robots alienígenas que las fuerzas del Zamora 8 consiguieron rechazar; posteriormente en el 61 fue testigo de las maniobras de observación de un ovni al lado de nuestra catedral, que en 1973 originó gran revuelo al aterrizar al lado del pabellón de deportes.

Animales exóticos, monstruos antediluvianos, pozos de petróleo, estatuas inexistentes, pantallas de televisión gigantes, autobuses anglo-ourensanos y otros muchos fueron los originales argumentos que Augusto Pacheco nos propuso durante aproximadamente 25 años de inocentadas.

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