Opinión

La cantera y el seminario

Por una madre se conduce hasta donde haga falta, aunque habitualmente el chófer se dedique a manejar anécdotas políticas. Anteayer tocó aparcar en el Seminario Mayor de Santiago. Dos mozos de Vimianzo fueron instituidos como ministros lectores por el arzobispo, Julián Barrio, y el pueblo llenó un autobús para acompañarlos en un nuevo paso hacia el sacerdocio. Otros tres seminaristas recibieron el ministerio de acólitos y durante la ceremonia pareció que las vocaciones recuperaban la lozanía de otros tiempos. 

Ya en los pinchos, porque en Galicia cualquier acto sin picoteo es como una misa sin cura, el arzobispo se sorprendió por la advertencia de que a Daniel Turnes, párroco de Vimianzo, puede llevárselo el Deportivo la próxima temporada. "¿Por?", se interesó. "Por la cantera. Dos sacerdotes en una hornada no salen en todos los municipios de Galicia y desplazó a la ceremonia a media docena de monaguillos". La respuesta fue recibida con una carcajada, pero se trata de un caso aislado. 

Carlos Álvarez, rector del Seminario Mayor Compostelano, explicó que en la actualidad instruye a 25 aspirantes a sacerdote. Juega con la complicidad del apóstol Santiago, pero en los otros centros de Galicia la cobertura debe de ser peor porque no se reciben tantas llamadas del Señor. En Ourense estudian cinco seminaristas, en Vigo tan solo dos...  Así se explica que en los imponentes edificios que en otros tiempos se quedaban justos para albergar  vocaciones sacerdotales, ahora te puedas encontrar una residencia de la tercera edad como en Ourense, o una hospedería para peregrinos y turistas como sucede en Santiago. De no ser por estas actividades terrenales resultaría imposible mantener en pie unas edificaciones divinas.  

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