Opinión

Malas noticias para Báñez

Un día, siendo adolescente, escuché a un grupo de campesinos mayores una curiosa conversación sobre la muerte. Hablaban de ella con la misma naturalidad que trasegaban los chatos de vino y daban cuenta de unas tapas caseras. Uno de ellos coló una cuña:

-Miguel Serrano se jubila esta semana.

Se hizo un paréntesis de silencio y otro tertuliano torció el gesto al decir:

-¡Pobre! ¡Ya llegó a la frontera de los sesenta y cinco!

Tardé unos años en descifrar aquella pesadumbre. Fue al ver como la mayoría de los jubilados del pueblo pasaban a mejor vida a la vuelta de la esquina de la jubilación. Usando esta premisa deduje que el sistema había colocado la meta volante de la vida laboral en los 65 años porque el más allá quedaba muy cerca. La misma lógica por la cual ahora la están empujando hacia los setenta y más. Ya lo señaló sin pudor Christine Lagarde, “la gente vive demasiado y no es rentable para el sistema”. Solo en España tenemos 15.413 centenarios, quienes en buena lid deben llevar 35 años cobrando su pensión. Además, superar los 90 años ya no sorprende a nadie.

Todos los meses estas cifras son malas noticias para la ministra Fátima Báñez. Pero deben de resultarle mucho peor las divulgadas estos días. Según el Instituto Nacional de Estadística la media vital de las españolas alcanza ya los 86 años, la de los varones los 81 y quienes nacen actualmente vivirán aún más. Ellas 92 años, ellos 89 de media, de donde resulta fácil deducir que los centenarios se duplicarán sobreviviendo más allá de los 110 cumpleaños con plenas facultades. 

Esto, deben pensar Fátima Báñez y Cristóbal Montoro -al margen de los asaltos del propio Gobierno a esa caja-, no hay fondo de las pensiones que lo aguante. Si además descubren los datos de la OCDE donde, después de Japón, España es el segundo país de la organización con más amplia longevidad, el dolor debe pesarles como una torre de granito. Y no digamos si les confirman que estadísticamente superamos a la media mundial en 10 años de vida.

Y para colmo, esta semana hemos sabido que la metformina, un medicamento contra la malaria, descubierto en Filipinas en los años cuarenta por el doctor Eusebio García, más tarde eficacísimo y barato contra la diabetes, hasta universalizarse como genérico, ahora resulta ser un factor de antienvejecimiento sorprendente. Algunos expertos lo han señalado como el vehículo esperado para alcanzar los 120 años de vida.

La metformina es un producto antioxidante, cuya patente está finiquitada, que se adquiere sin receta en muchas farmacias –aunque es conveniente la prescripción médica-, y que en España se consume casi tanto como el ácido acetilsalicílico. Otra muy mala noticia para las cuentas de Montoro y para los cálculos de población activa de Báñez. Esperemos que no se les ocurra prohibirlo.

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