Opinión

La Manada: el valor de un magistrado discrepante

El otro día con ocasión de la publicación de la Sentencia de la manada, mientras me encontraba con mis labores cotidianas no tuve mejor ocurrencia que poner de fondo las televisiones y esperar expectante el fallo de la Audiencia de Navarra. Publicada la resolución, con gran sorpresa por mi parte empecé a escuchar cómo una pléyade de los denominados “todólogos” (porque opinan y saben de todo) enmendaban la plana a los jueces y emitían juicios jurídicos sin leerse tan siquiera ni una línea de la Sentencia. A los 15 minutos aumentó mi zozobra cuando salió Pablo Iglesias por las redes sociales manifestando su asco y repugnancia por la Sentencia, y lo que ya era surrealista era la convocatoria de una manifestación para defender a las mujeres y del famoso “no es no”.

Ante tamaño aluvión de fuerza por parte de los partidos de izquierda y de derecha y de nuestros políticos manifestando su oposición a la Sentencia, tengo que reconocer que ya me picó la curiosidad sobre un juicio al que no le presté demasiada atención.

Dada la discrepancia de los jueces y que la Sentencia no contentaba a nadie, ya comprendí que no me quedaba más remedio que leer los 370 folios de la Sentencia si quería saber que había pasado realmente, toda vez que lo fácil es dejarse llevar por la opinión publicada y decir que todo es culpa de unos jueces machistas y retrógrados.

Hice la lectura procurando abstraerme de las opiniones escuchadas y con ojos profesionales de abogado y he llegado a una conclusión que sé que me hará ganar enemigos y estar sujeto a críticas por lo que a continuación voy a decir y manifestar. Tras leer los argumentos de la condena por abusos de la Sentencia y el voto particular del magistrado que pidió la absolución, quiero manifestar que lo realmente denunciable es la falta de valor de los dos magistrados que emitieron una sentencia menor por un delito de abusos por no atreverse a dictar una sentencia absolutoria. 

Me explico, los tres magistrados descartaron la violencia y la intimidación para ir a la violación. En eso coincidieron los tres. Pero mientras el voto particular manifestaba que descartada la violación no se podía condenar por abuso sexual y ello porque que ni el Fiscal ni las acusaciones lo habían pedido, ya que habían decidido jugárselo a una sola carta ( la violación) y no habían pedido la condena por abusos y que por tanto se rompía el principio acusatorio.

Todo el mundo se vuelve loco diciendo o hablando de violencia o intimidación, yo invito a los lectores que se lean el voto particular del magistrado que pide la absolución y después opinen sobre el caso y vean con qué rigor y minucioso análisis  va desmontando los argumentos de la acusación. Voy a añadir una cosa, si los acusados no llevasen en la cárcel dos años la sentencia habría sido absolutoria. Lo que han hecho ha sido retorcer los argumentos jurídicos para justificar unas decisiones previas de prisión preventiva y sabedores que si absolvían las críticas serían durísimas.

Sólo una cosa más, felicitar al magistrado discrepante y censurar la falta de valor de los sentenciadores, pero voy más lejos, admito apuestas sobre la decisión que el Tribunal Supremo dictará en su día: “libre absolución de los acusados”. Por cierto, los cinco acusados son unos cerdos y unos depravados… pero no violadores y, por ortra parte, conviene tener cuidado con el alcohol y con ciertas compañías.

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