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Que mi mejor recuerdo no sea dejar la gimnasia

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photo_camera Un profesor y sus alumnos en clase de Educación Física.

Reivindiquemos el papel del buen profesor, del Maestro en Educación Física y deportes, en la formación de nuestros hijos. Profesional, actualizado, motivador, integrador y respetado, para que toda una generación no desprecie su propio movimiento.

Una curiosa investigación realizada por el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM en inglés) -entidad de prestigio en el ámbito del Ejercicio Fisico- y bajo el título de “My best memory is when I was done with it”, intenta explicar en la niñez y adolescencia las causas del sedentarismo adulto. 

Los investigadores entrevistaron a 1.028 personas con malos hábitos, falta o incluso rechazo u odio hacia la práctica de cualquier tipo de ejercicio. En la entrevista, profundizaron sobre la experiencia del sujeto con esta materia durante el colegio o el instituto. 

Los resultados, sin cobrar dogma de fé, fueron sorprendentes y quizá expliquen muchas de las características de nuestra sociedad actual. O al menos de la estadounidense, cuyo modelo se expande por medio mundo: Hallowen, Black Friday, Papá Noel...


Vergüenza, temor, acoso


Los entrevistadores registraron que casi el 34% de este grupo habían sentido vergüenza ante el profesor o la clase, por su poca destreza o sus características físicas. También habían sido avergonzados o humillados en público en algún momento. En relación a ello, otro 18% de los entrevistados nunca había disfrutado en la asignatura de Educación Física.

EL 16% de los encuestados, atribuían su rechazo actual a una lesión durante la práctica, de más o menos gravedad. El 17% -atención- había sufrido acoso por parte de sus compañeros durante estas clases, mientras para un 14% el recuerdo de cambiarse en el vestuario junto al resto habría sido un hábito muy desagradable que no consideraban repetir.


El valor del maestro


Analizando los resultados, con precaución y a distancia, podemos concluir que las tempranas experiencias pueden marcar nuestra vida. También se entiende la reticencia de muchos adultos a matricularse en un gimnasio, por el temor a revivir un mal momento. No es nada extraño en nuestra profesión.

Reivindiquemos el papel del buen profesor, del Maestro en Educación Física y deportes, en la formación de nuestros hijos. Profesional, actualizado, motivador, integrador y respetado, para que toda una generación no desprecie su propio movimiento.

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