Opinión

Mujer, florero y contenta

El próximo 6 de diciembre debutarán las Cheer Ladies en el partido de baloncesto que enfrentará al Básquet Coruña y al Breogán en el Pabellón Municipal de Riazor. De poco sirven las campañas, los días internacionales y un montón de pasta invertida para conseguir la igualdad. La iniciativa surge de una mujer que regenta una empresa de azafatas en vez de un directivo rijoso. La ideóloga le contó al periodista Pablo Portabales que no se trata de una idea sexista, ya que el coreógrafo es un hombre y podía haber bailarines. Pero no los hay, como indica el nombre del grupo. 

Las 'cheerleaders' tendrían que estar prohibidas en los espectáculos deportivos, excepto que el bailoteo durante el descanso y los tiempos muertos fuese compartido por hombres, como sucedió en el Club Ourense Baloncesto (COB) que presidía Jorge Bermello durante la temporada 2010-2011. Si dependiese de este chófer de anécdotas, ni por esas. Los valores del deporte tendrían que ser insobornables y los protagonistas respetados. La historia ha dado la vuelta. 

Los 'cheer-leaders' (animadores líderes) surgieron a finales del siglo XIX y principios del XX. Eran casi todos hombres y utilizaban un altavoz para jalear a los equipos desde la banda. Para poder cumplir una tarea a la que también se dedicaron los expresidentes estadounidenses Roosevelt, Eisenhower y Reagan durante su etapa universitaria se exigían unos notables conocimientos del juego. El reclutamiento para las dos guerras mundiales propició que las mujeres tomasen el relevo en la animación, pero se cambió el megáfono por el pompón, el comentario afilado por el movimiento de cadera. Resulta incomprensible que aquí y en estos tiempos haya mozas que se presten a ser floreros.  

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