economía ciudadana

Nueva cultura de la eficiencia energética para ahorrar en costes

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La Unión Europea redobla sus esfuerzos por ayudar a alcanzar al planeta a los llamados objetivos del milenio

El espacio Europeo se muestra como el paladín de la lucha contra el cambio climático a nivel mundial, asumiendo el liderazgo de los acuerdo de París de 2015. Lo que implica una clara reducción de las emisiones atmosféricas a nivel mundial. 

Además la Unión Europea redobla sus esfuerzos por ayudar a alcanzar al planeta a los llamados objetivos del milenio. Con ellos la ONU nos recuerda que el crecimiento económico actual provoca grandes externalidades negativas en el medio ambiente del conjunto del planeta y en la salud de cada uno de nosotros. 

En este contexto, Europa apuesta por el desarrollo estratégico basado en el crecimiento sostenible y en el desarrollo de procesos innovadores de alto nivel económico pero también ambiental. La apuesta del “viejo” continente es actuaciones normativas y de acción política para movilizar a administraciones públicas, ciudadanos y empresas hacia el camino de la sostenibilidad.

El resultado son ciudadanos más concienciados que exigen que las instituciones y empresas trabajen y produzcan elementos más sostenibles y respetuosos con el entorno.

En este sentido, las empresas fabrican productos y diseñan servicios más ecológicos y respetuosos con el medio ambiente, para atender las nuevas tendencias consumidoras.

En este entorno, las edificaciones se revelan como grandes consumidoras de energía y de recursos en el proceso de construcción. 

A esta situación la ingeniería y la arquitectura nos han dado respuesta, la construcción sostenible. Según la definición internacional, el concepto de edificación sostenible es aquel que “reflexiona sobre el impacto ambiental de todos los procesos implicados en una vivienda: los materiales de fabricación, las técnicas de construcción o su ubicación. También tiene en cuenta su impacto en el entorno, el consumo energético y en el reciclaje de los residuos y de los materiales cuando el edificio se derribe. Un buen ejemplo en España lo encontramos en Torre Iberdrola Bilbao. Diseñado por César Pelli con la idea de ser un  gran obelisco de forma triangular, alcanza los 165 metros de altura, con 41 plantas y casi 500 plazas de aparcamiento, donde existen puntos de recarga eléctrica para favorecer la movilidad sostenible. El 20% del material constructivo procede de material reutilizado. 

El edificio recicla las aguas grises y cuenta con un sistema de control de entrada y renovación del aire interior y exterior. En conjunto, permite un ahorro de un 40% de energía. Este edificio es un símbolo en la gestión de la eficiencia en el consumo de recursos y de energía.

Cada vez más, las empresas apuestas por ubicar su sede en centros de oficinas o instalaciones que muestran rangos de sostenibilidad, caso de ahorro de consumos, agua, energía o recursos en su apuesta por una mayor responsabilidad ambiental.

Por todo una parte del sector de la construcción se está reorientando hacia este tipo de proceso constructivo debido a la demanda de las grandes compañías de disponer de oficinas en centros considerados sostenibles. A la vez, cada vez más  clientes de viviendas privadas se deciden por procesos de compra en residencias con menores precios de consumo de energía y de recursos. La arquitectura sostenible ahorra en nuestro bolsillo y en el planeta. 

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