PATRIMONIO

Oímbra se une a Portugal en la defensa de los lagares rupestres

Lagar rupestre en Oímbra.
photo_camera En el lagar de Xan Preto (Oímbra) tuvo lugar una recreación de la elaboración de vino blanco.

Será socio fundador de un colectivo que busca declararlos Patrimonio Material de la Humanidad

El municipio de Oímbra, representado por su primera edila Ana María Villarino Pardo, participará el próximo día 3 de noviembre, sábado, en Valpaços (Portugal), en la formalización oficial de la Associaçâo Portuguesa dos Lagares Rupestres. El acto oficial de su constitución tendrá lugar pasadas las 16,30 horas (hora local) en la Casa do Vinho, y Oímbra estará presente como una de las entidades fundadoras de un colectivo que persigue la declaración por parte de la Unesco de este tipo de construcciones arqueológicas como Patrimonio Material de la Humanidad. 

En el evento inaugural estará presente, además de los responsables locales lusos, el Secretario de Estado de la Ciencia, Tecnología y Enseñanza Superior del Gobierno portugués, Joâo Sobrinho Teixeira, y el presidente de la Confederación de los Agricultores Portugueses, Eduardo de Oliveira e Sousa. 

Los lagares rupestres existentes en toda la Península Ibérica están asociados a la forma más primitiva de producir vino. Valpaços es uno de los municipios portugueses donde se registra un buen número de localizaciones, característica que también comparte el concello de Oímbra, en el que la práctica totalidad de los identificados en Galicia están en su territorio. 


Reclamo turístico


La alcaldesa de Oímbra, Ana María Villarino, señala que enfoca la promoción turística de su Concello hacia la gran importancia de este legado histórico: "Teño o firme convencimento de que os lagares rupestres teñen que ter o seu lugar no desenrolo económico dos territorios agora na actualidade, como tamén o tiveron históricamente. E os nosos viños teñen que aproveitar as fortalezas dese binomino conformado pola viticultura e patrimonio. Agradezo o convite dos meus conveciños lusos, é de xustiza que o concello galego con maior concentración de lagares rupestres estea representando nesa asociación, non só polas características comúns senón tamén pola proximidade e os lazos de veciñanza que sempre uniron os territorio transfronteirizos, moito máis alá das fronteiras físicas".  

El vecino Portugal se suma así a una iniciativa que ya se tomó en su día en territorio nacional. Sin ir más lejos, el pasado mes de septiembre Verín, Oímbra y Monterrei acogían el segundo foro hispano-luso de lagares rupestres, segundo de los encuentros que buscaba continuar e impulsar el compromiso adquirido a través del Manifiesto de San Esteban de la Sierra (Salamanca), punto de partida para la puesta en marcha de una asociación formada por arqueólogos, historiadores, antropólogos, etnógrafos y enólogos con el único propósito de fomentar la localización, investigación, divulgación y conservación de la cultura de los lagares rupestres.

Este participación española en la iniciativa lusa cobra especial importancia en un año como el actual, el Europeo del Patrimonio Cultural. La Xunta de Galicia, a través de la Estratexia do Turismo de Galicia 2020 y de la mano de las cinco denominaciones de origen, está otorgando un gran protagonismo al enoturismo, en el que este tipo de estructuras ofrecen un marchamo de singularidad sobre otras ofertas turísticas.


Un centenar de estructuras en toda la comunidad


Aunque en la comunidad gallega están documentados más de un centenar de este tipo de estructuras, es en el sur del territorio autonómico, y más concretamente en los municipios de Cualedro, Oímbra y Monterrei, donde mayor número de estas estructuras milenarias se concentran. Conforman la historia impresa en piedra que relata claramente los orígenes del cultivo y de la elaboración de vino en la cuenca del Mediterráneo.

Se trata de restos arqueológicos formados por antiguas bases de prensas para el aplastado de la uva u otros frutos (aceituna, manzana, zarzamora), excavadas en afloramientos de roca natural.

La mayoría de ellos estaría destinado en un principio para la elaboración de vinos blancos o claretes. En algunos se realizaron posteriores adaptaciones para poder elaborar vinos tintos. También podrían ser empleados para la obtención de grasas vegetales o animales.

Los más de mil lagares, de los que los expertos firmantes del Manifiesto de San Esteban tienen constancia a lo largo de Portugal y España, además de los centenares estudiados en Italia y otros países de la cuenca mediterránea, se encuentran en zonas donde la altitud, orografía y clima son propicios para el cultivo de la vid. Muchos de ellos están situados en los actuales lindes de viñas. Los hay localizados desde a 25 metros de altitud, hasta a más de 800 metros. La mayoría de ellos datan de más de dos mil años de antigüedad, de la Edad de Hierro y época romana, llegando su uso, en alguno de ellos, hasta épocas recientes. 

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