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Una ourensana investiga en Baltimore cómo frenar el envejecimiento

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photo_camera Marta González, junto al biólogo James Watson, descubridor del ADN.

 Marta González Freire trabaja bajo la dirección del prestigioso investigador Luigi Ferrucci en el estudio de los cambios que experimenta el organismo conforme la persona envejece

El aumento de la esperanza de vida se ha convertido en uno de los logros de la ciencia de la salud en las últimas décadas. La mejora de las condiciones de vida, la mayor facilidad de acceso a medicamentos o los avances técnicos se encuentran detrás de este progreso, al que también se ha sumado el ahondamiento en el proceso biológico del envejecimiento. Éste es el cometido que desempeña la ourensana Marta González Freire desde la ciudad estadounidense de Baltimore, donde trabaja en el Instituto Nacional de Envejecimiento (National Institute of Aging, NIA).

Licenciada en Ciencias del Deporte y doctora en Fisiología del Ejercicio, Marta González comenzó su especialización académica y profesional en el ámbito de la genética y la biología celular, donde cuenta con más de siete años experiencia. Actualmente trabaja bajo la dirección del prestigioso investigador Luigi Ferrucci en el estudio de los cambios que experimenta el organismo conforme la persona envejece, para a partir de ahí determinar cómo se puede retrasar este envejecimiento.

Concretamente, esta investigación se centra en saber "si existe alguna disfunción mitocondrial en los músculos esqueléticos -los que van unidos a los huesos- que pueda explicar la pérdida de masa muscular y fuerza que se produce durante el envejecimiento", un fenómeno que se conoce como sarcopenia y que podría estar detrás de varias patologías, explica. Este estudio también analiza los beneficios que la restricción calórica o determinados compuestos como el resveratrol, presente el alimentos como las uvas, los cacahuetes o las ostras, tienen para alargar la vida.

Otra realidad poblacional

Trabajar al otro lado del océano supone estar inmersa en una realidad demográfica diferente a la de la provincia de Ourense, donde el envejecimiento se ha convertido en uno de los grandes problemas estructurales. En los Estados Unidos, la situación demográfica "es muy variopinta dependiendo del Estado", comenta Marta González, que señala que los principales problemas que afectan a la población norteamericana son un sistema de salud "bastante caro, aunque cuente con muchos servicios gratis para gente sin dinero" y una preocupante tendencia al alza de la obesidad.

Al tratarse de un territorio que supera los nueve millones de metros cuadrados de superficie, los Estados Unidos presentan algunas zonas totalmente deshabitadas, pero el riesgo de despoblación que afecta a Ourense no es un problema, ya que "la inmigración se encarga de suplir cualquier descenso en el número de habitantes".

Marta González señala, además, las diferencias entre la población anciana ourensana y estadounidense. "Los estadounidenses llevan toda la vida moviéndose de un Estado a otro, así que no es nada extraño encontrarse a gente de 70 u 80 años en los aeropuertos y en todas partes", apunta, sin dudar que "la población anciana de Norteamérica es mucho más avanzada que la española".

Con todo, y a pesar de esta preocupación sobre los hábitos alimenticios de la sociedad norteamericana, Marta González señala que "a medida que envejecen se dan cuenta de lo necesario que es hacer ejercicio, así que es habitual ver a un montón de gente de mediana edad y mayores corriendo por todas partes".

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