LA REVISTA

¿Qué me pasa, entrenador? ¿Ha probado con el doctor?

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photo_camera Gráfico de un dolor en la rodilla de un deportista.

La relación entre el cliente y el preparador físico, entrenador personal o técnico defitness suele ser estrecha. En ocasiones de una intimidad que no permiten otras profesiones.

Normal, nosotros no trabajamos con máquinas, sino con personas, con sus inquietudes, anhelos, problemas y vicisitudes. Menos mal. Si además se cumplen los objetivos propuestos, en su mayoría una mejora de hábitos bienestar físico y mental, se fortalecerá la relación. Para el cliente, el profesional del ejercicio físico será casi de la familia.

De confianza a fe ciega

Tal es la confianza del cliente en su entrenador que, muchas veces, muda a fe ciega, atribuyéndonos poderes que, nobleza obliga, ni poseemos ni  podemos aspirar a poseer. En otro tiempo, genios como Leonardo podrían dominar diversas ciencias. Hoy, bastante tenemos con intentar especializarnos en una minúscula parte del enorme conocimiento humano.

Pero los clientes no lo entienden así. Por eso, y a diario, nos bombardean con todo tipo de preguntas. “¿Me tengo que operar de la rodilla? ¿Por qué me duele la cabeza? ¿Por qué me desmayo en casa?“.Incluso ha llegado a mis oídos, “¿qué hago para que a mi hermana no se le bloquee una cadera en casa?”.  

Ni tenemos rayos x en los ojos, ni curamos con las manos. Ni mucho menos sanamos por vía telefónica, como un conocido mago africano que se anuncia, folleto en mano, ante la pasividad de Sanidad. Son los médicos o los rehabilitadores los indicados. A ellos debemos dirigir a nuestros queridos clientes. 

Vitaminas y proteínas

Otra de las consultas habituales son las relacionadas con la nutrición. “Estoy cansado, me faltan vitaminas ¿Cuál me recomienda?” Respuesta: “¿Cómo sabe usted que tiene una carencia? ¿Se ha realizado una analítica?”. Pregunta: “¿Qué batido de proteínas tengo que tomar?”. Respuesta: “¿Quién le ha dicho que tiene usted que tomar suplementos y por qué?”.

Para estos casos existen unos estupendos profesionales llamados Nutricionistas. Cada uno a lo suyo. Nuestro deber, orientar al cliente siempre hacia el especialista, como ellos harían en su lugar. Porque, seamos francos, sólo sabemos que no sabemos nada. 

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