Opinión

De piraguas y "paragüistas"

Siendo realistas hemos de admitir que Ourense en contadas ocasiones ha sido objeto de atención por la prensa nacional. En cuestiones deportivas si acaso la iniciativa, el talento y /o el esfuerzo han dado sus frutos.

Aún hoy se recuerda la hazaña de nuestro Club Deportivo Orense, que en aquel lejano 1968, se mostró intratable para todos los rivales de la liga regular. En estos días de euforia con el básquet, recordamos marcadores que ojalá se repitan; aquellas victorias ante Barça y Madrid, o ¿por qué no? ¡ojalá! podamos recordar aquel fenómeno que fue Chandler Thompson, (mates increíbles). Y como no, nuestro Rally de Ourense, que desde 1967 concentra la atención de los aficionados al motor habiendo celebrado este año su 48 edición.

Sin embargo a todos estos eventos los precedió en el tiempo el Descenso del Miño en Piragua. Fue en 1962 cuando Luis Gómez Ándelo al frente de un animoso grupo de aficionados, proponen a Marcial Martínez Soto, concejal de Fiestas del Ayuntamiento ourensano, la organización de este evento deportivo.

No existía tradición en la provincia en cuanto a competición, pero sí que en zonas como O Barco, Ribadavia, A Rúa y en el propio Ourense contábamos con un buen número de aficionados a las piraguas. De hecho, las primeras ediciones, a falta de una federación ourensana, tuvieron que recibir el apoyo de la gallega; a partir de la edición del año 70, y con la creación de varios clubs (Club Fluvial del Barco; Club el Pilar en Os Peares; Club Neptuno en Castrelo), inició su andadura la ourensana, con 47 licencias deportivas y Adolfo Rego Pérez como presidente. (Adolfo a partir de la segunda edición, en 1963, formó parte del comité organizador de la prueba.)

El número de participantes y nivel deportivo de estos fue en aumento de manera imparable, destacando el año 75, en el que la participación de los punteros Vicente Rasueros y Esteban Vicente, del Kayak Salamanca, puso la prueba en lo más alto del calendario nacional. Aun así, y a pesar del constante esfuerzo de los organizadores y aficionados, el año 78 no fue posible dar la salida a la prueba, incluso desaparecieron los clubes federados. La situación cambió de nuevo en el 82, con el nacimiento en Muiños del Club Fontefría, y en Ourense del Club Pena Redonda, y finalmente, en el año 1984, en O Barco renace el Club Fluvial. Y la Federación Ourensana, con Adolfo Rego al frente, consigue relanzar la prueba. Este año 2015, con gran participación (aunque sin excesiva promoción), se ha celebrado la 47ª edición del descenso.

Al margen del tema deportivo, la prueba se convirtió en una excusa perfecta para disfrutar de un día campestre. Comenzaba con el desfile de la caravana de participantes y vehículos de aficionados engalanados para la ocasión por las calles de la ciudad, para continuar con la comida al lado del río en Os Peares, amenizada por grupos folclóricos, antes de la salida de la prueba, y el posterior paseo en el tren fluvial que la Renfe de manera gratuita facilitaba para seguir el descenso. Las habituales escenas cómicas de caídas y carreras para no perder el tren en sus paradas aún están en el recuerdo de muchos aficionados.

Aunque lo que no se ha olvidado es la frase que intencionadamente (o no) pronunció al finalizar la prueba en su primera edición, el de aquellas alcalde da la ciudad, señor Cuevillas… por fortuna no se ahogó ningún “paragüista” en el Miño.

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